Nota del editor de este Blog
Este artículos
de Opinión de Germán Gorraiz López y que reproduzco en mi Blog, ya fue publicado en las páginas de “Tercera información”
el 29-03-2015 y nos viene al pelo para actualizar al patético personajillo
fundador del GAL, el Seños X para recordar a la audiencia con qué tipo de espécimen
estamos tratando y no sabemos por que tipo
de patología se resiste en dejarnos tranquilos pues continua incansable con el culebrón
interminable de la pantomima de hacer de víctima al instigador
de asesinos Leopoldo López causante
de interminables fechorías terroristas, con más de cuarenta muertos a sus espaldas
además de su obstinación en satanizar la Venezuela de Hugo Chávez y de su sucesor el presidente Maduro martirizando nuestra sensibilidad
con sus exabruptos destemplados y absolutamente desligados de la realidad.
Felipe González, el PSOE y la CIA
En su libro “La CIA en España”(Editorial Debate), el periodista de investigación Alfredo Grimaldos asegura que la llegada al poder del socialista Felipe González como presidente del Gobierno español en 1982, fue en realidad la alternativa “diseñada y controlada por la CIA para mantener la tutela sobre España”, estrategia diseñada en el Congreso de Suresnes tras el que asistimos al acta de defunción del camarada Isidoro y al nacimiento de un Felipe Gónzalez convertido ya en Secretario General de un PSOE tutelado por la CIA .
Ya en 1.989,
el Comité de Encuesta sobre las violaciones de los Derechos Humanos en Europa
(CEDRI), elaboró un duro manifiesto en el que denunciaba la deriva totalitaria
y el “terrorismo de Estado” implementado por el Gobierno de Felipe González con
las siguientes palabras: “el GAL con su cadena de crímenes, su impunidad y sus
evidentes raíces en las más altas instancias del Estado, descubren los
cimientos enfermos de la democracia española y la verdadera credibilidad de sus
instituciones y gobernantes”.
La trama del
GAL se destapó gracias a las pesquisas de periodistas del Deia, Diario16 y del
Mundo. Así, este periódico, fundado por Pedro J. Ramírez, publicó una noticia
en la que afirmaba que el comisario Amedo ( implicado en dicha trama y posteriormente
condenado junto con el entonces Ministro del Interior , José Barrionuevo,
Rafael Vera, Miguel Planchuelo, Michel Domínguez, Julián San Cristóbal y el
dirigente socialista vasco García Damborenea), habría entregado varios
documentos relacionados con los atentados contra dos bares del País
Vasco-Francés (Iparralde), atribuidos al GAL y que implicarían directamente a
responsables políticos y policiales. Posteriormente, en el juicio contra
Planchuelo, Amedo afirmó que “los GAL fueron decisión de Felipe Gónzalez”,
aunque nunca se pudo probar que el misterioso “Señor X” que desde la sombra
movió los hilos del GAL y que al descubrirse la trama los abandonó a su suerte
(aunque tan sólo habrían cumplido el 5% del total de su condena), fuera el
entonces Presidente del Gobierno Felipe González.
Un hito
fundamental en la espiral involucionista del régimen del 78 sería la
implantación por el Gobierno socialista de Felipe González de la Ley
Antiterrorista de 1.985, definida por José Manuel Bandrés en su artículo “La
Ley antiterrorista: un estado de excepción encubierto”, publicado en el diario
“El País”, como “la aplicación de facto del estado de excepción encubierto”.
Dicha Ley Anti-terrorista (todavía vigente a pesar de la ausencia de actividad
por parte de ETA), sería un anacronismo propio de la dictadura franquista, un
limbo jurídico que habría convertido los sótanos de cuartelillos y comisarías
en escenarios distópicos de naturaleza real (no ficitica) y en Guantánamos
virtuales refractarios al control de jueces, fiscales y abogados y que
facilitarían la labor de los Cuerpos de Seguridad del Estado para obtener
evidencias delictivas mediante prácticas inadecuadas (léase tortura), prácticas
confirmadas por las declaraciones de Luis Roldán, Director General de la Guardia
Civil con Felipe González.
La deriva
regresiva tendría su continuación con la Ley Orgánica 7/2000 del Gobierno Aznar
que incluyó como novedad la aparición del llamado “delito de exaltación del
terrorismo” y prosiguió su escalada con la firma por Aznar y Zapatero del
llamado “Pacto por la Justicia y las Libertades” de 2003 que instauraba de
facto “la cadena perpetua estratosférica” al elevar la pena máxima de cárcel
hasta cuarenta años, superando la “crueldad del régimen de Franco “ que
contemplaba los 30 años de cárcel como pena máxima).
En el
paroxismo de la involución, hemos asistido a la reciente modificación del
Código Penal para constriñir hasta su nimiedad los derechos de expresión (Ley
Mordaza) y a la ultimísima firma entre Rajoy y Sánchez del llamado “pacto
antiyihadista” que bajo la falacia de combatir el terrorismo yihadista
“convierte en delitos terroristas infracciones menores o conductas lícitas y
supone un ataque a la línea de flotación del sistema constitucional” en
palabras de Manuel Cancio Meliá , no siendo descartable que tras la debacle
electoral de un PSOE sumido en un catártico proceso de crisis identitaria tras
perder en el camino incontables jirones del primigenio ideario socialista de su
fundador Pablo Iglesias, consume la perpetuación del Tardofranquismo en el
Estado español mediante un Gobierno de coalición con el PP siguiendo los
dictados de un Felipe González que obedeciendo órdenes directas de la CIA, se
habría convertido en el adalid del boicot internacional contra el Gobierno de
Maduro así como de la implementación en el Estado español de un Gobierno de
Coalición PP-PSOE para evitar la hipotética llegada al poder de Podemos ,
partido considerado por EEUU como de “filiación chavista”.
Mientras,
los actuales dirigentes del PSOE (Pedro Sánchez y Susana Díaz), presos del
atavismo de la servidumbre a los poderes fácticos del momento y de su adicción
a la poltrona, continuarán ignorando la gravedad de la aplicación de dichas
medidas regresivas en la creencia de que no serán los siguientes, pero para que
no puedan alegar como atenuante ante el juicio de la Historia el
desconocimiento por miopía intelectual, me permito parafrasear el poema “Cuando
los nazis vinieron” del pastor protestante alemán Martin Niemöller
(1.892-1.984): “Primero vinieron a buscar a los filoterroristas y yo no hablé
porque no era filoterrorista. Después, vinieron por los separatistas y yo no
hablé porque no era separatista. Después, vinieron por los troskistas y yo no
hablé porque no era lo uno ni lo otro. Finalmente, vinieron por mí y los demás
socialdemócratas y ya para ese momento no quedaba nadie que pudiera hablar por
mí”.