sábado, 29 de octubre de 2016

El Pentágono comienza una guerra encubierta de baja intensidad en Siria.



EE.UU. y su peligrosa estrategia de confrontación con Rusia. El Pentágono comienza una guerra encubierta de baja intensidad en Siria.


El Pentágono comienza una guerra encubierta de baja intensidad en Siria.
Mike Whitney

"El pasado miércoles [05 de octubre] en una reunión del Comité de Diputados en la Casa Blanca, funcionarios del Departamento de Estado, de la CIA y del Joint Chiefs of Staffdiscutieron ataques militares limitados contra el régimen (Assad) (...) Un camino propuesto para sortear la anterior objeción de la Casa Blanca a atacar al régimen de Assad sin una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, sería llevar a cabo ataques encubiertos y sin reconocimiento público" Washington Post [NT. El JCS, Joint Chiefs of Staff, es el "Estado Mayor Conjunto", el grupo que comprende a los jefes de las principales ramas de las Fuerzas Armadas de EE.UU].
Llámese a esto guerra encubierta, llámese provocar al oso, llámese como se quiera. El hecho es que la guerra de Siria está entrando en una nueva y más peligrosa fase, aumentando las probabilidades de una confrontación catastrófica entre EE.UU. y Rusia

Este nuevo capítulo del conflicto es la invención del señor de la guerra del Pentágono, Ash Carter [NT.: Secretario de Defensa], cuyo ataque contra un puesto avanzado sirio en Deir Ezzor mató a 62 soldados sirios regulares, poniendo rápido fin al frágil acuerdo de alto el fuegoCarter y sus generales se opusieron al acuerdo de alto el fuego de Kerry-Lavrov, porque habría requerido "cooperación militar y de inteligencia con los rusos". En otras palabras, EE.UU. habría necesitado obtener la luz verde de Moscú para los objetivos de sus bombardeos, lo que habría socavado su capacidad para apoyar a sus combatientes yihadistas en el terrenoPara el Pentágono ésta fue la verdadera razón para romper el acuerdo. El bombardeo de Deir Ezzor remedió todo eso. Sacó al Pentágono de la situación complicada en la que estaba, torpedeó el alto el fuego y permitió a Carter poner en marcha su propio tiroteo sin autorización presidencial. Misión cumplida. 

El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov (drcha) con  el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry. Whitney considera que el acuerdo de alto el fuego en Siria pactado por ambos, fue torpedeado por Ash Carter y los militares del Pentágono, porque "habría socavado su capacidad para apoyar a sus combatientes yihadistas en el terreno".
Pero el tipo de escalada militar que Carter tiene en mente, después de todo, es una confrontación directa entre Estados Unidos y Rusia, que la mayoría de los analistas asumen que llevaría a una guerra nuclear¿Está realmente dispuesto a correr el riesgo? 

Claro que no, pero no todo el mundo está de acuerdo en que más violencia dará lugar a un intercambio nuclear. Carter, por ejemplo, parece pensar que puede elevar las apuestas considerablemente sin ningún peligro real, por lo que se propone llevar a cabo una guerra encubierta de baja intensidad, una guerra silenciosa principalmente sobre activos sirios que obligaría a Putin a aumentar el compromiso militar de Rusia. Cuanto mayor sea el compromiso militar de Rusia, mayor será la probabilidad de un pantano, que es el objetivo principal del plan C, también conocido como Plan Carter. Echad un vistazo a este recorte de un artículo del Washington Post el martes, lo que ayuda a explicar lo que está sucediendo:
"Los ataques militares contra el régimen de Assad estarán de nuevo sobre la mesa el miércoles en la Casa Blanca, cuando los altos funcionarios de la seguridad nacional en el gobierno de Obama se pongan a discutir las opciones para el camino a seguir en Siria (...) 
Dentro de las agencias de seguridad nacional, las reuniones han tenido lugar durante semanas con el propósito de considerar nuevas opciones para recomendar al Presidente para hacer frente a la actual crisis en Alepo (...) Una reunión del Consejo Nacional de Seguridad, que podría incluir al presidente, podría tener lugar en este fin de semana. 
El pasado miércoles, en una reunión de la Comisión de Diputados en la Casa blanca, los funcionarios del Departamento de Estado, la CIA y los miembros del Estado Mayor Conjunto [JCS], discutieron ataques militares limitados contra el régimen (...) 
Las opciones consideradas (...) incluyen el bombardeo de pistas de aterrizaje de la Fuerza Aérea Siria, utilizando misiles de crucero y otras armas de largo alcance disparadas desde aviones y barcos de la coalición (...) una forma propuesta para eludir la objeción de la Casa blanca para atacar el régimen de Assad sin una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, sería la de llevar a cabo ataques encubiertos sin reconocimiento público, dijo el funcionario." ("Obama administration considering strikes on Assad, again"Washington Post)
¿No le parece que el Washington Post debería haber mencionado que la sórdida empresa deCarter ya está en marcha

Considere el bombardeo de Deir Ezzor, por ejemplo. ¿Será que no cumplió con este patrón mencionado por el Post de "ataques militares de EE.UU. contra el régimen de Assad"?

Realmente sí.

¿Qué hay de los dos puentes sirios sobre el Eufrates que aviones militares estadounidenses destruyeron la semana pasada? (Lo que hace más difícil atacar las fortalezas del ISIS en el cuadrante oriental del país) ¿No se dan cuenta? 

Por supuesto que sí. 

Y no olvidemos el hecho de que los amigos yihadistas de Carter sobre el terreno lanzaron un ataque con morteros contra la embajada de Rusia en Damasco el martes. Ésta es otra parte de esta guerra de baja intensidad que ya está en marcha. Así que toda esta basura acerca de que Obama está pensando profundamente estas "nuevas opciones" para los "ataques militares", es una bazofia completa. El Plan Carter ya está en plena marcha, el tren ya salió de la estación. Lo único que falta es la autorización presidencial, que probablemente no sea necesaria ya que el II Duce Carter decidió que era su turno para dirigir el país. 

Ahora echad un vistazo a este memorándum al presidente de un grupo de ex agentes de inteligencia estadounidenses, motivados a advertir a Obama acerca de (entre otras cosas) "afirmar el control civil de la Casa Blanca sobre el Pentágono". He aquí un extracto:
"En declaraciones públicas que rayan la insubordinación, oficiales superiores del Pentágono inusualmente expresaron su abierto escepticismo respecto a los aspectos clave del acuerdo de Kerry-Lavrov. Podemos suponer que lo que Lavrov contó a su superior en privado está próximo a las palabras inusualmente contundentes en NTV de Rusia, el 26 de septiembre [NT. NTV: canal de TV ruso]: 
"Mi buen amigo John Kerry (...) está bajo fuertes críticas de la maquinaria militar de Estados Unidos. A pesar del hecho de que, como siempre, [que] dan garantías de que el Comandante en Jefe de los EE.UU., el presidente Barack Obama, lo apoyó en sus relaciones con Rusia (...) al parecer los militares en realidad no escuchan el Comandante en Jefe". 
Las palabras de Lavrov no son mera retórica (...) Las diferencias políticas entre la Casa blanca y el Pentágono rara vez se expresan tan abiertamente como está sucediendo ahora acerca de la política en Siria".("Obama Warned to Defuse Tensions with Russia", en Consortium News)
¿Cuánto de chocante resulta esto? ¿Cuándo fue la última vez que se leyó un memorándum de agentes de inteligencia retirados para advertir al presidente de que el Pentágono estaba usurpando su autoridad constitucional? ¿No piensan que esto suena bastante serio?

En pocas palabras: el Pentágono está básicamente procesando su propia pequeña guerra en Siria y luego parlotea de política con Obama, cuando ellos actúan como quieren. Aquí hay más información del Washington Post:
"La CIA y los miembros del JCS [Estado Mayor Conjunto] (...) expresaron su apoyo a tales opciones "cinéticas", dijo el funcionario (...) Eso marcó un aumento del apoyo para el ataque contra Assad, en comparación con la última vez que tales opciones fueron consideradas." (Washington Post)
Por supuesto que quieren bombardear a Assad. ¡Están perdiendo! Todo el mundo quiere bombardear a alguien cuando se está perdiendo. Es la naturaleza humana. Pero eso no quiere decir que sea una buena idea. Es una muy mala idea. Al igual que el apoyo a los extremistas sunitas es una mala idea. Como es una mala idea facilitar a locos fanáticos misiles portátiles tierra-aire que son lanzados desde el hombro (MANPADS). ¿Qué locura es esa? ¿Y cuánto tiempo pasará antes de que uno de esos chalados religiosos utilicen sus juguetes nuevos para derribar un avión de pasajeros israelí o estadounidense? No mucho tiempo, apostaría. La idea de reforzar la apuesta con maníacos homicidas (proporcionándoles armas más letales) es en realidad una de los ideas más estúpidas de todos los tiempos. Sin embargo, el Pentágono y la CIA parecen pensar que es una excelente estrategia militar. Aquí una última perla del artículo del Washington Post:
"El adjunto de Kerry, Antony Blinken, testificó la semana pasada que el efecto de palanca de EE.UU. sobre Rusia, se deriva de la idea de que Rusia acabará finalmente agotada por el costo de su intervención militar en Siria. Las consecuencias de tal apalancamiento son que Rusia se verá atrapada en un pantano que tendrá una serie de efectos profundamente negativos", dijo Blinken al Comité de las Relaciones Exteriores del Senado" (Washington Post)
¿Se ve? Está en blanco y negro: un "barrizal". La estrategia del nuevo "Plan C" está concebida para crearle un atolladero a Putin, al incrementar gradualmente la violencia que le obligue a prolongar su estancia y profundizar su compromiso. Es una trampa inteligente y podría funcionar. La única dificultad es que Putin y sus aliados parecen estar haciendo progresos constantes en el campo de batalla. Lo cual hará un poco más difícil para los enemigos de Siria continuar sus provocaciones e incitaciones sin desencadenar represalias masivas.

Pero tal vez Carter no ha pensado en eso todavía.

Yihadista de Jabhat al-Nusra, con un lanzamisiles MANPADS en Siria. Mike Whitney pregunta: "¿cuánto tiempo pasará antes de que uno de esos chalados religiosos utilicen sus juguetes nuevos para derribar un avión de pasajeros israelí o estadounidense?"

NOTA: Rusia ha enviado una advertencia al Pentágono: los aviones hostiles que amenacen las tropas sirias serán derribados.

Este es una información el pasado jueves en Sputnik Internacional:
"El Ministerio de Defensa ruso dijo que "los sistemas de defensa antiaérea rusos S-300 y S-400 instalados en Hmeymim y Tartus en Siria, tienen una capacidad de combate que podría sorprender a cualquier objetivo aéreo no identificado. Los operadores de los sistemas de defensa antiaérea rusos no tienen tiempo para identificar el origen de los ataques aéreos y la respuesta será inmediata. Cualquier ilusión acerca de la "invisibilidad" [al radar] de aviones militares, inevitablemente se verá aplastada por una decepcionante realidad". 
No más Deir ez-Zors
"Advierto a todas las 'mentes calientes' que, tras el ataque aéreo de la coalición el 17 de septiembre al Ejército Sirio en Deir ez-Zor, tomamos todas las medidas necesarias para evitar que cualquier "accidente" semejante pueda afectar a las fuerzas rusas en Siria", dijo Konashenkov. (Sputnik)
Rusia ha desplegado en Siria misiles de defensa antiaérea S-300 y S-400. Rusia ha advertido que no permitirá más "errores" estadounidenses como el de Deir ez-Zor, y que su defensa antiaérea entrará en acción "sin tiempo de identificar el origen de los ataques aéreos". Los avanzados S-400 son resultado de la colaboración militar y financiera entre Rusia y China (el sistema fue desarrollado conjuntamente). 


Mike Whitney
Information Clearing House, 09-10-2016
Traducción al castellano: blog del viejo topo

Mike Whitney es un escritor freelance que vive en el estado de Washington. Es uno de los autores del libro  Hopeless: Barack Obama and the Politics of Illusion (AK Press). Algunos de sus artículos puedes consultarlos en inglés en opednews.com y en counterpunch.org En castellano puedes leer una serie de trabajos suyos que fueron apareciendo en rebelion.org y en sinpermiso.info 
Su blog personal es:
mikewhitneysgraspingatstraws.blogspot.com.es

FUENTE http://blogdelviejotopo.blogspot.com.br/2016/10/eeuu-y-la-guerra-en-siria-el-pentagono.html

viernes, 14 de octubre de 2016

Asalto a Siria: seis falacias confirman premeditación y alevosía

Cuando en el mundo ideológicamente desinformado hay una especie de sorpresa por el ataque perpetrado por la fuerza aérea de EE.UU. contra el Ejército sirio en Deir Ezzor, mientras éste confiaba en que el Pentágono cumpliría su palabra de no agresión mientras duraba el Acuerdo de Paz suscrito con Rusia (y ya establecido desde el año 2013), la gente consciente sabe que mentir es la fórmula habitualmente utilizada por el Gobierno estadounidense y que sus compromisos son infringidos permanentemente.
En este caso concreto, la Coalición liderada por USA violó todos los puntos del tratado acordado respecto a trabajar conjuntamente contra la banda terrorista EIIL, ya que  sus aviones lanzaron cuatro bombardeos contra las posiciones del Ejército sirio en las inmediaciones de la provincia de Deir al-Zur, justo cuando las tropas sirias estaban luchando contra el grupo extremista EIIL. El resultado ha sido cerca de 90 soldados asesinados y más de 120 heridos, además de pérdidas materiales inmensas.


Lo que ha dicho Samantha Power, portavoz oficial de la Casa Blanca, en cuanto a que fue un error de cálculo y que lamentaba las muertes sucedidas, es una mentira demostrada en los asesinatos cometidos, lo que caracteriza esta acción como un delito de lesa humanidad que debe ser castigado por una corte de justicia penal internacional.
Se confirma que no fue error al descubrir la falsedad lógica en los argumentos expuestos por la Coalición:
Primera falacia: Hubo un error de cálculo en la selección del objetivo.
Se ha afirmado por fuentes castrenses del Departamento de Estado que la operación se hizo con semanas de anticipación en las que se monitoreó a los supuestos radicales y, por tanto, era imposible no darse cuenta que correspondía a militares sirios. En este caso, habrían fallado GPS, satélites, información en terreno, inteligencia, tecnología de diseño, visualización corporal y física, etc., lo que demostraría que dicho país se encuentra en el paleolítico en estrategia armada…lo que no es cierto. Por tanto, fue una decisión intencionada y feroz contra seres humanos.
Segunda falacia: Se finalizó de inmediato el operativo cuando se recibió la comunicación por el mando de Rusia.
Es falso pues se desarrolló en quince minutos como mínimo, los suficientes para apoyar a las bandas terroristas, demorando lo suficiente la comunicación para establecer que el objetivo ya había sido cumplido. Es decir, intentar demostrar que al saber el error rápidamente lo solucionaron no es válido pues ya se había cumplido el crimen y daba igual las excusas posteriores. Lo “extraño” es que el bombardeo se detuvo cuando los subversivos entraron a la posición en disputa.
Tercera falacia: De ningún modo hubo complicidad con Daesh en esta acción.
De acuerdo a la información existente, confirmada por autoridades rusas y sirias, el asalto contra las fuerzas del Ejército de Siria establece una misteriosa coordinación con ISIS ya que los terroristas empezaron una ofensiva inmediatamente después del ataque estadounidense y Washington dejó su embate después de que los mercenarios tomaran las posiciones de las tropas gubernamentales. Como se sabe, las tropas sirias estaban en las colinas en una operación antiterrorista cuando fueron agraviadas; después de ello, los radicales lanzaron su ofensiva exactamente en el territorio ocupado por el Ejército sirio. Para todas las personas que se encontraban en el campo de batalla fue evidente que todo estuvo coordinado entre la aviación y los terroristas.
La consejera política y de información en la Presidencia de la República Siria, Bouthaina Shaban, afirmó que la agresión de la aviación estadounidense contra las posiciones del Ejército Árabe Sirio en Der Ezzor fue planeada de forma sistemática y anticipada, estableciendo interrogantes no contestados por la Coalición: ¿por qué cuando el EI tomó las posiciones previamente ocupadas por las fuerzas gubernamentales EE.UU. dejó de bombardearlos? ,¿ por qué no continuaron bombardeando al EI entonces? ¿ la Coalición realizó bombardeos sólo contra el Ejército sirio?
Cuarta falacia: Moscú es responsable por no advertir al Ejército sirio.
La Casa Blanca ha manifestado que dio la información de los bombardeos con anterioridad a su par ruso, por lo que éstos tienen la culpa de no advertir al ejército sirio. Lo que no han dicho es que no dieron coordenadas sino áreas geográficas extensas y que, además, existía la palabra suscrita en el Acuerdo de no agredir a la Fuerza Nacional Siria, todo lo cual fue violado sin pudor.
Quinta falacia: No se rompió el Acuerdo en ninguna parte.
EE.UU. violó dos compromisos confirmados claramente: uno, cesar acciones militares, y el segundo compromiso dado a Damasco a inicios de la operación aérea en el cielo de Siria fue de que los estadounidenses no atacarían al Ejército sirio. La palabra dada de diferenciar a las bandas takfiríes de la “moderada oposición armada” nunca fue cumplida pues se ha continuado amparando el terrorismo con armas, aparato logístico y financiación.
Sexta falacia: Se decidió “ayudar” a las Fuerzas Armadas sirias en su lucha contraterrorista.
Vitali Churkin, Representante Permanente de Rusia ante las Naciones Unidas, ha calificado de “muy sospechoso” que las fuerzas estadounidenses después de todos estos años decidiera “ayudar” al Ejército sirio en la citada provincia (tal y como alega EE.UU.),  mientras observaban los movimientos de los terroristas, situación igual cuando “no hicieron nada” en la ciudad de Palmira donde los takfiríes avanzaban con fuerza letal.
En conclusión este acto cruel es la síntesis de un conjunto de elementos que corroboran que la Casa Blanca creó, sostiene y da futuro a los movimientos terroristas como Daesh, Al Qaeda y su filial Frente Al-Nusra (con su nuevo nombre, Fath al Sham), y a los “rebeldes moderados”, todos los cuales utilizan el degollamiento, tortura e incineración como mecanismos de sanación social.
Este atentado corroboró definitivamente el apoyo irrestricto a la desmembración de la región y es un mensaje de aliento a los terroristas, que han iniciado con mayor vigor sus ataques al saber que EE.UU. los protege. A la suma de “errores” se debe adicionar el millón de asesinatos en Irak, la muerte de Gadafi, la intervención en Siria, el apoyo al exterminio palestino, su incumplimiento del tratado nuclear con Irán, entre otras “falencias sin intención”. Por dicha razón, las declaraciones de Dinamarca, Reino Unido y Australia confirmando que fueron sus aparatos destructores los que realizaron el procedimiento para demostrar que fue un error, sólo amplía la lista de socios que ampararon el delito de lesa humanidad.
Finalmente una reflexión y una pregunta: parece ser que la bandera falsa de Manhattan (Nueva York), donde hubo una explosión sin fallecidos y con escasos heridos, no logró acallar totalmente la tragedia siria pese a los intentos por distraer la atención. La interrogante es: ¿será que con este artero ataque a los soldados sirios, EE.UU. ganará el Nobel de la Paz?

miércoles, 12 de octubre de 2016

Maldito socialismo ¡cómo te echamos de menos!

    Nota del editor de este Bloc
  Por Beniezu

       Un excelente artículo sacado de ''El viejo Topo'' sobre la transición del socialismo al capitalismo en la Europa del Este. Una visión bien alejada de las tendenciosas y rencorosas críticas de los voceros del capitalismo. Una visión que nos habla de la cruda realidad de aquella  transición que supuso sin que nadie lo imaginase un autentico drama social para los  pobladores de las antiguas Repúblicas Socialistas. Millones de muertos por desatención social, desplazamientos, miseria y pobreza etc. etc. Drama  y desgracia que los voceros del capitalismo se ocupan en ignorarlo y tergiversarlo hablándonos solo  de las maravillas de haber alcanzado la ‘’libertad’’ ignoran olímpicamente el desastre humanitario que aquel drama supuso para unos pueblos que fueron víctimas de las maquinaciones de Occidente y de gentes sin escrúpulos que se hicieron ricos a costa de las miserias de sus conciudadanos


Maldito socialismo¡cómo te echamos de menos!

Higinio Polo, revista El Viejo Topo


 
La escenificación de una alegría impostada en ceremonias de auto alabanza (con evidentes concesiones al nacionalismo alemán) y la presencia, y, después, las imágenes difundidas por el mundo de Gorbachov, George Bush, Kohl, Merkel, Wałesa y otros (incluso Medveded) celebrando la “victoria sobre el comunismo”, escondían el sufrimiento social causado por el retroceso hacia el capitalismo en toda la Europa oriental, y se revelaban como la gran mentira de los festejos de Berlín.
 
Hace un año, en enero de 2009, haciéndose eco de un estudio de la Universidad de Oxford, el diario italiano Il Manifesto publicaba un artículo sobre las consecuencias de las privatizaciones y de las reformas de la llamada terapia de choque de Yeltsin y Gaidar en Rusia. El trabajo que citaba el diario italiano había sido publicado en la revista médica Lancet y llevado a cabo por David Stuckler, de la Universidad de Oxford, Lawrence King, de la Universidad de Cambridge, y Martin McKee, de la London School of Hygiene and Tropical Medicine, utilizando datos de organismos de la ONU, como la UNICEF, después de una investigación de cuatro años. Un millón de muertos


Ese era el resultado de la investigación que concretaba el aumento de la mortalidad (casi un trece por ciento, durante los años noventa) a consecuencia del desempleo, las privatizaciones y la aplicación de las recetas liberales que extendieron el hambre, la miseria y causaron la destrucción de la economía rusa. Debe hacerse la precisión de que el estudio abarcó la mayor y más poblada república soviética, pero que, de hecho, Rusia representa sólo la mitad de la población que componían las quince repúblicas soviéticas, y tampoco abordaba lo sucedido en el resto de países socialistas, que, juntos, sumaban otros cien millones de habitantes. Ese estudio publicado en Lancet, por tanto, sólo habla de la mortandad causada entre ciento cincuenta millones de habitantes, mientras que el conjunto de la población de la Europa socialista alcanzaba los cuatrocientos millones. 

No debe olvidarse, además, que esas cifras son estimaciones, puesto que otros estudios elevan mucho más el número de víctimas: piénsese en el aumento de la mortalidad infantil, en el retroceso de la natalidad, en el descenso de la población (a veces, por la emigración; en otras, por causas distintas, que no siempre es fácil clasificar). Ucrania, por ejemplo, ha descendido desde los 52 millones de habitantes que tenía en el socialismo, en 1991, a los actuales 46 millones, dieciocho años después.
 
Por supuesto, nada de eso se vio reflejado en los festejos de Berlín, ni el gobierno pronorteamericano de Yushenko y Timoshenko, ni los países capitalistas occidentales se han preguntado hasta ahora por la causa de un desastre demográfico de tal magnitud. Y es sólo un ejemplo, aunque sea de los más dramáticos. La antigua RDA, que contaba con dieciséis millones de habitantes, ha perdido dos, sobre todo por la emigración, y muchas ciudades se están despoblando. Incluso elInternational Herald Tribune (en su edición del 15 de enero de 2009) se hacía eco de la muerte prematura de unos tres millones de personas en el conjunto de los antiguos países socialistas europeos, según datos de los organismos de la ONU, y de la pérdida de unos diez millones de personas en esos territorios. 



Ante el horror y la contundencia de las cifras, Jeffrey Sachs (uno de los principales asesores de la terapia de choque capitalista en Rusia y otros países) intentó descalificar esas estimaciones y, en una carta a The Financial Times, consideró un éxito la reforma en Polonia, Chequia y Eslovenia, al tiempo que achacaba la mortandad en la antigua URSS a una evolución que se inició en la década de los sesenta del siglo XX, y a “la pobre dieta alimenticia soviética” (afirmaciones que la excelente investigación de Serguei Anatolevich Batchikov, Serguei Iurevich Glasev y Serguei Georguevich Kara-Murza, en El libro blanco de Rusia.


 Las reformas neoliberales(1991-2004), deja por completo en evidencia). Refutando a Sachs en esas mismas fechas, en una entrevista en The Times, el premio Nobel Joseph Stiglitz afirmó que la terapia de choque fue “una política económica desastrosa”. El capitalismo ha llevado a la muerte a millones de personas, y no sólo en anteriores etapas históricas, sino en estos últimos años. La desaparición del socialismo europeo no fue un éxito, sino una catástrofe, y centenares de miles de personas vivirían aún de no haber mediado ese desastre que celebraban en Berlín.
 
                                                      * * *
 
Bajo el socialismo, con el trabajo, asegurado para toda la vida para cualquier ciudadano, se disponía de casa, de asistencia médica, vacaciones y jubilación. Nadie pensaba en el desempleo, ni en los desahucios y la falta de techo, ni en las abusivas hipotecas de por vida, ni esperaba con temor una vejez desamparada y pobre. La privatización trajo consigo la pérdida de millones de puestos de trabajo, el desmantelamiento de buena parte de la industria, creó una espantosa corrupción, y. además, desató la miseria, la desesperación, el aumento del alcoholismo, de los suicidios, el abandono de niños, las pensiones de miseria, la introducción de ciegos criterios de mercado por encima del interés social, mientras se enriquecía una minoría.
 
El desastre en las instituciones científicas, el retroceso en la investigación, la ruina de la cultura, la introducción desde el Occidente capitalista de los más banales y zafios recursos de entretenimiento y alienamiento popular, la planificada destrucción de las costumbres sociales de ayuda mutua y solidaridad, fue acompañada por la exaltación del egoísmo personal y la búsqueda del bien privado, porque lo común pasó a ser considerado sospechoso por el nuevo poder capitalista.


 El desmantelamiento de la sanidad pública, el aumento de los precios de las medicinas, la reducción de la esperanza de vida, afectaron de manera determinante a la población. Todavía desconocemos las cifras de suicidios, las muertes causadas por el alcoholismo de quienes habían caído en la desesperación; la mortalidad debida a la proliferación de enfermedades como la tuberculosis, que afectan ahora a millones de personas, el destino de muchos de los centenares de miles de vagabundos y de niños abandonados que llenaron toda la geografía de la Europa oriental, y que siguen viéndose hoy, que fueron consecuencia directa de la salvaje implantación del capitalismo. 

Si hace dos décadas el hambre era desconocido en toda la Europa oriental, hoy afecta a millones de personas. Se dispone de algunas estadísticas parciales: en Ucrania, hoy, por ejemplo, un millón y medio de personas pasa hambre.
 
Esa política, impulsada en Rusia por el sanguinario Yeltsin, y por personajes como Gaidar y Chubais, tenía detrás a académicos norteamericanos neoliberales como el citado Jeffrey Sachs, y suecos como Anders Åslund (ayer, asesor económico en Rusia y Ucrania, y hoy responsable del programa ruso y euroasiático de Carnegie Endowment for International Peace de Washington), y sus ideas recibieron el apoyo entusiasta de Estados Unidos, con Clinton al frente (el presidente a quien tanta risa daban las ocurrencias del alcoholizado Yeltsin); tenían el sostén de Alemania, con Helmut Kohl; de Gran Bretaña, bajo John Major; y de Francia, con Mitterrand, y, después, Chirac.
 
Con apoyo occidental se produjo el mayor robo de la historia de la humanidad, en la Unión Soviética y en el resto de países socialistas europeos. No hubo frenos al latrocinio. Incluso, como ocurrió en Bulgaria, llegaron a devolver al rey Simeón ¡más tierras de las que poseía antes de la nacionalización decretada al finalizar la Segunda Guerra Mundial! Solamente en la RDA, aunque suele alegarse el gran volumen de las “ayudas” desde la RFA a las nuevas regiones del Este, se oculta que Bonn se apoderó de todo el patrimonio nacional de la RDA, que tenía un valor calculado en el doble de los desembolsos realizados por Bonn: la deliberada destrucción de la industria del Este alemán, exigida por los empresarios y aplicada por el gobierno occidental, forzó a la emigración de centenares de miles de ciudadanos y aceleró el envejecimiento de todo el territorio oriental. También las mujeres perdieron: en la RDA, trabajaban el 92 % de ellas; hoy, apenas el 69 %. Libertad… para emigrar, y para morir.
 
Esa realidad es conocida por los investigadores y por los gobiernos, pero no por ello se sienten aludidos los liberales: algunos, aunque no pueden dejar de reconocer el desastre, insisten en las ventajas a largo plazo de la implantación del capitalismo en la Europa del Este. Veinte años después de la desaparición de los sistemas socialistas que gobernaban la Europa del Este, la bien engrasada maquinaria propagandística de los medios de comunicación sigue remachando el clavo de la interpretación sobre aquellos hechos: manejando ideas simples para asuntos complejos, liquidan el expediente evocando la supuesta “rebelión popular contra el socialismo”, para terminar felicitándose, interesadamente, por la “muerte del comunismo” y el “triunfo de la libertad”.


 Además del recurso a la deshonesta y falsa equivalencia entre nazismo y comunismo, los defensores del capitalismo utilizan otros argumentos. La equiparación entre democracia y capitalismo fue sólo una de las muchas astucias de tramposos que los laboratorios ideológicos del liberalismo desarrollaron con éxito en la Europa del Este, pese a la evidencia de que el capitalismo no trae consigo la democracia: de hecho, ha convivido y convive con regímenes dictatoriales, monarquías autoritarias, estados expansionistas y belicistas, democracias tuteladas, y, también, con el nazismo y el fascismo.


 Porque la actual democracia liberal (corrompida por el poder del dinero) es sólo una de las formas políticas que ha adoptado el capitalismo. Otra de las trampas que utilizan los liberales es la condena universal del socialismo por los excesos y crímenes del pasado, mientras que el capitalismo es presentado como carente de historia: parecería que ni el colonialismo, el imperialismo, las matanzas y la represión en todos los países, existieron nunca, y, si se recuerdan, son para considerarlos fenómenos históricos que no tienen nada que ver con el capitalismo actual, pese a las guerras que mantiene. Para la propaganda liberal, ese capitalismo está representado apenas por los países más desarrollados, no por los más pobres: es Francia, no Egipto; es Alemania, pero no Indonesia; es Estados Unidos, pero no Haití.


 El entusiasmo liberal por la revisión de la historia llega al extremo de querer equiparar comunismo y nazismo por el procedimiento de negar la evidente filiación del fascismo con el capitalismo, y con la abusiva utilización del término “totalitario” que permite crear el espejismo de un capitalismo “democrático” que se habría opuesto al totalitarismo de nazis y comunistas, idea que no resiste la menor comprobación empírica, porque el nazismo y el fascismo no fueron derrotados por las potencias capitalistas sino por el socialismo soviético.
 
                                                   *  *  *
 
Nikolái Rizhkov, que fue, desde 1985 hasta 1990, presidente del gobierno soviético con Gorbachov, y que hoy, como senador, defiende la política de Putin, considera que “la desaparición de la URSS fue una tragedia”, y todos los indicadores sociales y económicos lo confirman. No sólo en lo económico: Rizkhov cree que Gorbachov negoció mal el “asunto alemán” y que nunca debió aceptar que la Alemania unificada permaneciese en la OTAN. Esa imposición estimuló la voracidad y la ampliación posterior de esa alianza, que ha llegado a engullir incluso a tres antiguas repúblicas soviéticas, y a establecer cuarteles norteamericanos en las puertas de Rusia.


 El Pacto de Varsovia fue desmantelado; la OTAN sigue planificando guerras. Se seguirá discutiendo durante mucho tiempo sobre esa catástrofe. Hoy, las diversas explicaciones llegan desde la indigencia intelectual y la deshonestidad política de los medios liberales, pasando por la severidad de un sector de la izquierda (socialdemócrata, trotskista, anarquista) que condena, a veces sin matices, la experiencia del socialismo real , y terminando con la hagiografía de otro sector de la izquierda (comunista) que rechaza cualquier análisis crítico de la realidad de los antiguos países socialistas europeos. También, figuran las de quienes intentan ser equilibrados y honestos a la hora de juzgar lo que fue el “socialismo real” y, sobre todo, lo que ha supuesto para la población el retorno al capitalismo.
 
Desde la Polonia que acaba de prohibir la bandera roja y los símbolos comunistas (igual que hicieron Hitler, o Franco, o Mussolini), desde la Chequia que intenta prohibir ahora el partido comunista; desde los países bálticos, que con su feroz falsificación histórica relegan a los comunistas a la clandestinidad yabsuelven a los nazis locales de su complicidad con el Reich hitleriano; desde la Alemania unida que persigue el recuerdo de la RDA, o desde la Rusia que quiere destruir al partido comunista, todos esos países, unidos al gran altavoz de la propaganda liberal que tiene su centro en Estados Unidos, se agrupan tras Washington en una poderosa coalición que sigue saludando como una gran victoria de la libertad el vendaval que se inició en 1989 y culminó, primero, en 1991, con la desaparición de la URSS, y finalmente, en 1993, con el golpe de Estado de Yeltsin en Rusia, que consolidó la vía golpista al capitalismo.
 
La política de Gorbachov segó la hierba bajo los pies de los dirigentes comunistas europeos, porque estimuló las protestas y anunció tácitamente que Moscú no movería un dedo para sostener a la Europa oriental. Incluso se estimularon las protestas: los gobiernos se vieron abocados a iniciar improvisadamente reformas, a entablar procesos de negociación con la oposición y, en última instancia, a ceder el poder. 

No obstante, pese al análisis predominante que hoy se hace en Occidente (sostenido con entusiasmo por los beneficiarios del cambio de régimen: una mezcla, según los países, de antiguos disidentes, viejos “comunistas” reconvertidos al capitalismo y nuevos burgueses surgidos de la rapiña y el caos), que puede resumirse en la falsa foto fija de una “rebelión contra el socialismo”, lo cierto es que las manifestaciones de 1989 en la Europa del Este no reclamaban nunca el capitalismo: querían reformar el socialismo, acabar con el autoritarismo y los abusos del poder comunista, conquistar la libertad y acabar con el temor reverencial al poder, conservando las estructuras económicas del socialismo. 


Sin embargo, las explicaciones no son sencillas, y aunque desconocemos todavía buena parte de las complicidades y de la acción que desarrollaron las grandes potencias, no se sostiene la interpretación liberal de un hartazgo popular, porque buena parte de la población permaneció a la expectativa. La supuesta rebelión popular en Rumania contra Ceaucescu, por ejemplo, nunca existió: hubo importantes y nutridas manifestaciones, sí, pero el general Stanculescu ha revelado recientemente que el golpe de 1989 que terminó con la sentencia a muerte del presidente del país contó con la complicidad soviética y norteamericana.

 Al margen del turbio carácter del personaje, y de su afán por justificar su papel, lo cierto es que seguimos desconociendo muchos aspectos de los acontecimientos de ese año, y no sólo en Rumania, aunque no todos obedecen a causas conspiratorias. Es cierto que las maniobras y operaciones planificadas operaron sobre un descontento popular que se manifestaba en la población católica polaca, en la insatisfacción por la limitación de movimientos en la RDA, Hungría o Checoslovaquia, en la escasez de abastecimientos en Rumania, Bulgaria o la URSS, y en la aspiración a la libertad, pero la clave está en la pasividad del Moscú de Gorbachov y en la incapacidad de los gobiernos comunistas para afrontar y canalizar unas protestas pacíficas que, en su origen, no iban masivamente contra el socialismo: ni siquiera tras el hundimiento de la Europa socialista en 1989, en la URSS que veía crecer la demagogia de Yeltsin y que le llevó a ganar las elecciones rusas y a disolver la Unión Soviética en 1991, nunca su gobierno se atrevió a explicar a la población que su propósito era implantar el capitalismo.
 
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Uno de los mecanismos de robo impuestos a la población fueron las altas tasas de inflación en toda la zona (¡que llegaron a superar los tres dígitos!) a causa de la decretada liberalización de precios, lo que supuso una brutal devaluación de los ahorros de la población. Junto a ello, la masiva desindustrialización, que llevó a caídas de la producción superiores al 50 % en muchos países, y la consiguiente introducción de capital, tecnología y empresas occidentales que se apoderaron de la estructura productiva en Checoslovaquia, Hungría, Polonia y otros países. 

 El aumento de los precios no fue equilibrado con un aumento de los salarios, y esa fue una de las vías para favorecer la acumulación de los nuevos capitalistas y para desarmar cualquier conato de protesta, porque la población debía emplear toda su energía en asegurarse el sustento diario, siempre por debajo de la dieta alimenticia habitual que tenía en el socialismo. Los salarios continúan siendo hoy mucho más bajos que en el occidente europeo, y eso explica la instalación de empresas occidentales para explotar una mano de obra barata, pero educada y con gran capacidad técnica.

 La privatización de los bienes del Estado (a través de ventas amañadas, subastas falseadas o “reparto” de participaciones que, inevitablemente, acabaron en manos de los nuevos capitalistas) trajo consigo un cambio total de propiedad, de la que se aprovechó la gran empresa occidental. Los nuevos bancos que operan en la Europa oriental, por ejemplo, son controlados casi en su totalidad por capital extranjero, y la introducción de las empresas capitalistas europeas buscó desde el principio apoderarse de buena parte de los sectores económicos de cada país, junto a la explotación de mano de obra y la especulación financiera y urbanística, y, en ocasiones, a la creación de “industrias” tan repulsivas como la que se dedica a la pornografía en Budapest, convertida en el mayor centro europeo de ese negocio.
 
La deuda externa combinada de los países europeos orientales en 2008, excluida Rusia, superaba con mucho (en casi 200.000 millones de euros) el monto total de las inversiones extranjeras (que han sido de unos 450.000 millones) acumuladas en los casi veinte años anteriores: un mal negocio, desde cualquier punto de vista. La emigración ha supuesto un golpe demoledor para la mayoría de los países, y, al tiempo, un recurso inevitable para la subsistencia de muchas familias. 

Aunque las estadísticas son precarias e incompletas, sabemos que más de un millón de polacos han emigrado a Gran Bretaña, y contingentes numerosos a otros países, y el gobierno de Bucarest considera que tres millones de rumanos han abandonado el país. También, sabemos que casi cuatrocientos mil moldavos han emigrado, casi el diez por ciento de la población. Centenares de miles de niños han sido abandonados por sus padres, o han quedado al cuidado de otros familiares. En Polonia, unos quince mil niños han terminado en orfanatos. 

El fenómeno es particularmente grave en Ucrania, Moldavia, Rumania y Bulgaria. Solamente en Rumania, según la Fundación Soros (que no es sospechosa, precisamente, de tener simpatías por el viejo socialismo real), hay trescientos cincuenta mil niños abandonados. El corolario de todo ello es el aumento de la delincuencia, de la explotación sexual de muchos de esos niños, del tráfico de personas. La caída de la esperanza de vida ha sido también constante y documentada por entidades locales e internacionales.

 Agrupando a todos los antiguos países socialistas europeos y las dos mayores repúblicas soviéticas, Rusia y Ucrania, en 1993 hubo casi 700.000 muertes más que en 1989. En un solo año. El fenómeno, aunque con altibajos, fue constante durante toda la década final del siglo XX. Esa terrible mortandad debe tenerse en cuenta al hablar del supuesto “éxito” de la transición del socialismo al capitalismo.
 
 
Ahora, tras veinte años de capitalismo, las recetas que gobiernos, e instituciones como el FMI, aplican contra la crisis en que se encuentran los países del Este europeo son las tradicionales del más feroz liberalismo: nuevas reducciones salariales, aumento de impuestos a la población, recortes sociales, reducción de pensiones, desmantelamiento de servicios, con el aumento consiguiente de la pobreza.

 La omnipresente corrupción, con raíces propias pero también instigada por la actuación de los empresarios occidentales; la degradación cultural, con dramáticas caídas de los índices de lectura y la desaparición o emigración de buena parte de los científicos y de las instituciones dedicadas a la investigación y la cultura; la destrucción de los valores de solidaridad, que ha sido constante y sistemática, sustituyéndolos por la noción del éxito y del enriquecimiento rápido, definen un amenazador futuro inmediato.
 
Junto a ello, los rasgos populistas, nacionalistas e incluso racistas (cuando no directamente fascistas, como se ha visto en la rehabilitación de los nazis locales en los países bálticos) han impregnado el discurso político de las nuevas élites, que, además, juzgan razonable acompañar en aventuras militares exteriores a Washington, como ha ocurrido en Iraq y Afganistán.

 La sumisión de las nuevas élites gobernantes de los países de la Europa del Este a los Estados Unidos se constata en la humillante carta suscrita, con ocasión de la agresión de Georgia a Osetia del Sur en el verano de 2008, por antiguos presidentes de algunos países, como el polaco Lech Wałesa, el checo Vaclav Havel, la letona Vaira Vike-Freiberga, el lituano Valdas Adamkus, entre otros (todos, anteriores cómplices de las sanguinarias aventuras bélicas de Bush), donde se alarmaban por el descenso del atractivo de Estados Unidos entre la población de sus países, se declaraban decididos “atlantistas”, y llamaban a “defender a Georgia” y a incluir a este país y a Ucrania en la OTAN, además de a evitar la influencia de Rusia en la Europa oriental y a limitar la capacidad de exportación de hidrocarburos rusos hacia el resto del continente: sin percatarse, esos aplicados discípulos de Washington, definían un completo programa de expansión para Washington en la zona… firmado por quienes ayer se proclamaban celosos defensores de la libertad y la independencia de sus países.
 
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La agencia Reuters informaba recientemente de la nostalgia del socialismo entre la población de la Europa del Este: apenas el treinta por ciento de los ucranianos es partidario del cambio producido (en 1991, un 72 % llegó a creer que la conversión sería positiva), en Lituania y Bulgaria ya son mayoría quienes rechazan el cambio; y en Hungría, el 70 % de quienes eran adultos en 1989, confiesa su decepción por el capitalismo y por el abandono del socialismo. Algo similar ocurre en los países que formaron la antigua Yugoslavia. En Alemania del Este apenas una cuarta parte de la población se siente ciudadana plena de la nueva Alemania. Y en Rusia todas las encuestas siguen recogiendo que la mayoría de la población considera una tragedia la desaparición de la URSS. Lo mismo ocurre en las otras repúblicas soviéticas.
 
Es cierto que muchos aspectos negativos del socialismo real han sido olvidados por la población, sin duda porque el hecho incontestable es que la libertad no existe con la precariedad, el desempleo, la incertidumbre, la corrupción, el miedo al futuro. No obstante, aunque no sea el objeto de estas líneas, la aspiración a la libertad y a formas de participación reales en la antigua Europa socialista eran cuestiones de máxima relevancia que fueron ignoradas en los países del socialismo real, como los serios desajustes de su economía que se pusieron de manifiesto a lo largo de la década de los años ochenta.

 La constatación del desastre social de la restauración capitalista hace aumentar la nostalgia en toda la antigua Europa socialista, pero no resuelve los problemas actuales de la población, porque la reconstrucción de los instrumentos de oposición capaces de proponer opciones socialistas viables no será sencilla: la mayoría de los partidos comunistas fueron destruidos, sus miembros, perseguidos, la ideología comunista sistemáticamente difamada, y los gobiernos y partidos liberales mantienen un control absoluto de los medios de comunicación. Los comunistas rusos hablan de la naturaleza criminal del actual régimen ruso, pero la clase obrera soviética ha sido en gran parte destruida por el proceso de desmantelamiento industrial, y eso limita su capacidad de lucha. Pese a ello, subsisten importantes partidos comunistas en Rusia, República Checa y Ucrania, y se ha creado un nuevo referente en Alemania.
 
A la vista del sufrimiento social causado en estas dos décadas, debemos concluir que no había nada que celebrar en Berlín, aunque los muros nunca sean una apuesta por el futuro.La terapia de choque fue un experimento social, del cual el capitalismo no se hace ahora responsable, que se convirtió en una verdadera matanza de dimensiones aterradoras.

 En toda la Europa oriental, la muerte cabalgó sobre la privatización y el capitalismo. Veinte años después, los ciudadanos de esos países recuerdan las insuficiencias del socialismo real, el autoritarismo, la represión de toda disidencia, el obsesivo control, pero cultivan también la nostalgia de un pasado cercano donde, a pesar de todo, la vida era más humana que ahora, y, por eso, parecen decirnos: Maldito socialismo, cómo te echamos de menos.
 
Higinio Polo
Revista El Viejo Topo, nº 265