Nota del editor de este Blog
Beniezu
El autor de este articulo , habitual colaborador de “TeleSur” , incide esta vez en la labor de desenmascarar las artimañas vestidas de
ONG y agencias humanitarias jugosamente financiadas por el capital y sus agencias de falsa bandera
humanitaria, con el fin de crear módulos de comportamiento“ humanitario” pero que
solo persiguen distraer las energías de un voluntariado potencialmente
solidarias y creativas para encauzarlas
hacia unos resultados de dudosas efectividad pues quienes están detrás de su financiación ,
agencias de poca credibilidad humanitaria, persiguen la intención de distraer y
desviar energías y voluntades auténtica mente solidarias. Es decir para coartar unas
energías sinceras que podrían desembocar en una entrega solidaria y efectiva con las víctimas de la pobreza y el abandono, implementando los remedios contra las causas que provocan los males. Pero
todos sabemos que quien financia esas ONG no le interesa hacer la revolución sino
mas bien apagarla, distrayendo a los voluntarios en tareas de mantenimiento de
las consecuencias, es decir no interesa incidir en las causas de los males sino
solamente incidir en los males, dejando las causas sin tocarlas, que como todos sabemos suelen
ser la miseria y la pobreza en un tercer mundo súper explotado por esas mismas
corporaciones “humanitarias”.
Medios de comunicación, ONG y la imposición de la pobreza
Por
Ricardo Arturo Salgado Bonilla
En los dos
trabajos anteriores planteamos un tema de estudio y debate, que consideramos
crucial para la investigación, y para entender la dimensión del enemigo a que
nos enfrentamos los pueblos: el papel de los medios de comunicación en la
construcción de la ideología necesaria para mantener la hegemonía capitalista.
Este tema
tiene muchas aristas, tantas que podrían confundir a un auditorio acostumbrado
a ventilar sus ideas en el estéril campo del bien y del mal. Los medios de
comunicación producen hoy mucha de la cultura que compartimos. Dentro de la
falsa idea de la libertad individual, hemos llegado a un punto de
estandarización sin precedentes. Esa “normalización” de la capacidad de una
sociedad para verse a sí misma, provoca severos daños que apuntan a sumir a la
humanidad en un nuevo medioevo, cargado de persecución de las ideas y guerras
genocidas.
La
colonización de las ideas ha sido un proceso continuado que ha construido
imágenes extrañas, que utiliza como arma de expansión la imposición vertical
que se produce desde los medios de comunicación. Cosas como la “Sociedad
Civil”, la “Cooperación Internacional” y las famosas “ONG”, juegan un papel
crítico en las sociedades de los países pobres, y no necesariamente positivo
para nuestros pueblos. A partir de
la conversión del trabajo en empleo, y el transito ideológico de clase del
trabajador organizado al desempleado desesperado, se han conformado ejércitos
de seres humanos avasallados por la injusticia y la desigualdad, ambas
consustanciales al capitalismo. Esos millones de personas, son
bombardeados diariamente por ingentes cantidades de material basura, que les
indica quien manda, quien opina correctamente, quienes son sus referentes, y
más; todo dirigido a imponerle la idea de que su miseria es una cuestión
natural, y que debe vivir con ella en posición contemplativa.
En este
sentido las ONG juegan un papel crítico, pues su misión es “certificar” y
“legitimar” el carácter inmutable de la pobreza, y la necesidad de montar
soluciones de alivio a problemas particulares, agrupando así a los seres
humanos en sectores que se distancian los unos de los otros, lo que impide la
organización para una lucha contra el poder hegemónico que, en realidad, genera
todos los problemas.
Puesto en
otras palabras, las ONG cumplen con la función de decirle a la gran mayoría de
la sociedad empobrecida, que, en efecto, es pobre, pero que ellos tienen
soluciones a los problemas, y, por otro lado, hacer sentir a los sectores de la
sociedad menos desfavorecidos, entiéndase clase media, que alguien se ocupa de
aliviar la calamidad en la que viven sus compatriotas. Este es un esquema
dirigido a neutralizar ideológicamente la sociedad, y a crear barreras de
contención que impidan la conexión de las ideas colectivas.
Entonces entran
los medios de comunicación que crean espacios de opinión, en los que se
posicionan grupos de estas ONG como “expertos” en diversas áreas que se dedican
fundamentalmente a tratar los problemas de la sociedad como hechos aislados el
uno del otro, que requieren tratamiento puntual. Sin darse cuenta, la
sociedad, de la nada, tiene un grupo de gente que le explica porque debe
comportarse de esta o de aquella manera; y sus opiniones definen el pensamiento
estandarizado, aun cuando la gente es movida a creer que tiene “opinión
propia”.
En esto se ha
consolidado un concepto que no es nuevo, pero que, en la mayoría de los casos,
sirve propósitos hegemónicos concretos: la sociedad civil. Ese grupo de gente
que nadie eligió; que nadie sabe cómo apareció, pero que en todos los medios
aparece en paralelo a las acciones políticas. Normalmente, estos grupos sirven
de aval para la profundización neoliberal, mientras en países con posición
soberana y progresista, se convierten en organismos de desestabilización y agresión.
Ahora bien,
todo esto no puede surgir sin un respaldo material muy fuerte, especialmente
económico. En la forma de ONG, de fundaciones, de caridad, se mueve una
industria de la miseria que mueve miles de millones de dólares al año en todo
el mundo. Su función es neutralizar la organización social, mediante el
argumento, “eres pobre, no puedes hacer nada al respecto, pero nosotros sabemos
cómo aliviar tu dolor”. Un dato importante sobre esto, es que, a través
de una intrincada red de canales, el 80% de todas las ONG del mundo, son
financiadas por la Fundación Rockefeller.
Una formula
tan simple como la del párrafo anterior no sirve para caracterizar todas y cada
una de las Organizaciones no Gubernamentales que pululan en nuestros países,
pues existen en una gran cantidad de sectores de la sociedad, dedicadas a miles
de actividades. Lo que, si resulta evidente, es que cooptan actores de las
comunidades para dirigir la actividad de muchos movimientos sociales, que, en
el plano económico, han encontrado un lazo de supervivencia material, que los
restringe o los predispone según sea el caso.
Gracias a
este trabajo, la lucha organizada de los trabajadores ha ido cediendo espacio,
hasta prácticamente desaparecer en muchos de nuestros países. El daño causado por
estas figuras a la sindicalización coincide con la agenda neoliberal, y explica
ampliamente, en gran parte, como la gente renuncia a la lucha, e, incluso,
ataca a aquellos organismos que pueden permitirle apoderarse de su historia.
Un ejemplo
que se puede considerar es la lucha feminista, que siendo legitima y
fundamental, hace que las mujeres trabajadoras, viviendo en las condiciones más
terribles, compartan mesa y agenda con las mujeres de la clase dominante que
las explota. Al crear un “enemigo mortal” en el “macho”, se hace a un lado la
condición de clase, y se elimina la posibilidad de una lucha contra el sistema.
No se trata
esto de una apología al patriarcado o al machismo; se trata de hacer ver que la
mera posibilidad de un mundo mejor para toda la sociedad es relegada a un
segundo plano. Igual sucede a menudo con los jóvenes, que ven a los adultos
como rivales indeseables de los que esperan desaparezcan pronto. Muchas veces,
esa brecha, creada artificialmente, crea conflictos que no deben existir.
Otro efecto
buscado por el trabajo de estas ONG, es el debilitamiento de los partidos
políticos progresistas de izquierda, capturando reivindicaciones o
transformándolas, de modo que la lucha concreta por el poder sea relativizada y
la condición de clase en la escena política se diluya fácilmente en la idea
común de lo novedoso, lo moderno.
Para aspirar
a una comprensión plena de la construcción que necesitamos en un proceso
revolucionario, debemos estudiar a fondo el papel que juegan todos estos factores
que son ubicados estratégicamente, como piezas de ajedrez, por la clase
dominante para sostener su hegemonía.
Hasta ahora
podemos ver con claridad que, sin lugar a dudas, el triunfo de una revolución,
ya sea mediante el triunfo electoral o la derrota del enemigo por otros medios,
no termina con la hegemonía dominante. Esto necesariamente nos lleva a otra
conclusión vital: la ideología que permite esa hegemonía, también provoca que
la clase dominante siga estando en esa posición a pesar de su derrota coyuntural
y para su derrota definitiva es necesario reemplazar las ideas que la
sostienen. En otras palabras, la lucha electoral no es definitivo en la
conquista del poder. Es en el campo de la lucha de clases, donde se libra la
batalla decisiva por la derrota completa del régimen explotador, y esta se da
en el campo de las ideas. Esa construcción debe iniciarse
ya, siempre es apremiante.
FUENTE: http://www.telesurtv.net/bloggers/Medios-de-comunicacion-ONG-y-la-imposicion-de-la-pobreza-20160911-0002.html#comsup
Licenciado en Matemática e Investigador Social. Escritor y Analista
autodidacta. Colaborador de teleSUR y otros medios digitales. Censurado en su
país, Honduras (por medios y por lectores). Actual Secretario de Relaciones
Internacionales del Partido Libertad y Refundación, LIBRE.