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La cuarta guerra mundial ya comenzó. Mientras Ud. descansa, mientras Ud. consume, mientras Ud. goza de los espectáculos que le ofrece el sistema, un ejército invisible se está apoderando de su mente, de su conducta y de sus emociones. Su voluntad está siendo tomada por fuerzas de ocupación invisibles sin que Ud. sospeche nada. Las batallas ya no se desarrollan en espacios lejanos, sino en su propia cabeza. Ya no se trata de una guerra por conquista de territorios, sino de una guerra por conquista de cerebros, donde Ud. es el blanco principal. El objetivo ya no es matar, sino controlar. las balas ya no apuntan a su cuerpo, sino a sus contradicciones y vulnerabilidades psicológicas. Su conducta está siendo chequeada, monitoreada, y controlada por expertos. Su mente y su psicología están siendo sometidas a operaciones extremas de guerra de cuarta generación. Una guerra sin frentes ni retaguardias, una guerra sin tanques ni fusiles, donde Ud., es a la vez, la víctima y el victimario.
(Debates sobre la batalla de ideas ) I
Cuidado, su cerebro está siendo bombardeado
Por Manuel Freytas
1. Guerra de Cuarta Generación
Guerra de Cuarta Generación (Fourth Generation
Warfare - 4GW) es el término usado por los analisttas y estrategas militares
para describir la última fase de la guerra en la era de la tecnología
informática y de las comunicaciones globalizadas.
En 1989 comenzó la formulación de la teoría de
la 4GW cuando William Lind y cuatro oficiales del Ejército y del Cuerpo de
Infantería de Marina de los Estados Unidos, titularon un documento: "El
rostro cambiante de la guerra: hacia la cuarta generación".
Ese año, el documento se publicó
simultáneamente en la edición de octubre del Military Review y la Marine Corps
Gazette.
Si bien en sus primeros tramos de la década
del noventa la teoría no fue precisada ni se expresó claramente qué se entiende
por 4GW, el concepto luego fue asociado a la Guerra Asimétrica y a la
"Guerra Contraterrorista".
William Lind escribió su esbozo de teoría, en
momentos en que la Unión Soviética ya había sido derrotada en Afganistán e
iniciaba su colapso inevitable como sistema de poder mundial.
Por lo tanto, a la Guerra de Cuarta Generación
se la visualiza como una hipótesis de conflicto emergente de la pos-Guerra
Fría, en tanto que algunos analistas relacionan su punto de partida histórico
con los atentados terroristas del 11-S en EEUU.
En cuanto a la evolución de la fases de la
guerra hasta la cuarta generación, se la describe así:
Fase inicial: arranca con la aparición de las
armas de fuego y alcanzaría su máxima expresión en las guerras napoleónicas.
Las formaciones lineales y el "orden" en el campo de batalla
constituyen sus principales rasgos y el enfrentamiento entre masas de hombres,
su esencia. La Guerra de Primera Generación corresponde a los enfrentamientos
con tácticas de líneas y columnas.
Fase segunda: comienza con el advenimiento de
la Revolución Industrial y la disponibilidad en el campo de batalla de medios
capaces de desplazar grandes masas de personas y de desatar poderosos fuegos de
artillería. El enfrentamiento de potencia contra potencia y el empleo de
grandes recursos, constituye el rasgo esencial de esta generación. La Primera
Guerra Mundial es su ejemplo paradigmático.
Fase tercera: se caracteriza por la búsqueda
de neutralización de la potencia del enemigo mediante la detección de flancos
débiles con la finalidad de anular su capacidad operativa, sin necesidad de
destruirlo físicamente. La Guerra de Tercera Generación fue desarrollada por el Ejercito Alemán en el
conflicto mundial de 1939-1945 y es comúnmente conocida como “guerra relámpago”
(Blitzkrieg).
No se basa en la potencia de fuego, sino en la velocidad y
sorpresa. Se identifica esta etapa con el empleo de la guerra psicológica y tácticas
de infiltración en la retaguardia del enemigo durante la Segunda Guerra
Mundial.
En 1991, el profesor de la Universidad Hebrea
de Jerusalén Martín Van Creveld publicó un libro titulado "La
Transformación de la Guerra", que aportaría sustento intelectual a la
teoría de la 4GW.
El autor sostiene que la guerra ha
evolucionado hasta un punto en que la teoría de Clausewitz resulta inaplicable.
Van Creveld prevé que en el futuro las bases
militares serán reemplazadas por escondites y depósitos, y el control de la
población se efectuará mediante una mezcla de propaganda y terror.
Las fuerzas regulares se irán trasformando en
algo diferente a lo que han sido tradicionalmente, señala Van Creveld. También
prevé la desaparición de los principales sistemas de combate convencionales y
su conversión en conflictos de baja intensidad (también llamados Guerras
Asimétricas) .
La variante "contraterrorista"
Tras
los ataques terroristas del 11-S en EEUU,
la Guerra de Cuarta Generación se complementa con el uso del "terrorismo mediatizado" como
estrategia y sistema avanzado de manipulación y control social.
Se produce, por primera vez, el uso
sistematizado del "terrorismo"
(realizado por grupos operativos infiltrados en la sociedad civil)
complementado con Operaciones Psicológicas Mediáticas orientadas al
aprovechamiento social, político y militar del hecho "terrorista".
La "Guerra Contraterrorista" (una
variante complementaria de la Guerra de
Cuarta Generación) borra las fronteras tradicionales entre "frente
amigo" y "frente enemigo" y sitúa como eje estratégico de
disputa la guerra contra un enemigo universal invisible diseminado por todo el
planeta: el terrorismo.
La lógica del "nuevo enemigo" de la
humanidad, identificada con el terrorismo tras el 11-S, se articula operativamente
a partir de la "Guerra Contraterrorista" que compensa la desaparición
del "enemigo estratégico" del capitalismo en el campo internacional
de la Guerra Fría: la Unión Soviética.
La "guerra preventiva" contra el
"terrorismo" (como veremos más
adelante) produce un salto cualitativo en la metodología y en los recursos
estratégicos de la Guerra de Cuarta Generación al servicio de los intereses
imperiales de la potencia hegemónica regente del sistema capitalista: EEUU .
La "guerra inter-potencias" (o
inter-países") expresada en la confrontación "Este-Oeste",
desaparece con la Unión Soviética, y es
sustituida, a partir del 11-S, por la
"Guerra Contraterrorista" librada por todas las potencias y por el
Imperio regente (EEUU) contra un sólo
enemigo: el terrorismo "sin fronteras".
El desarrollo tecnológico e informático, la
globalización del mensaje y las capacidades para influir en la opinión pública
mundial, convertirán a la Guerra Psicológica Mediática en el arma estratégica
dominante de la 4GW, en su variante "contraterrorista".
Las operaciones con unidades militares son
sustituidas por operaciones con unidades mediáticas, y la acción psicológica
con el "terror" sustituye a las armas en el teatro de la
confrontación.
De esta manera, y a partir del 11-S
norteamericano, la "Guerra Contraterrorista" y la "Guerra
Psicológica", conforman las dos columnas estratégicas que sostienen a la
Guerra de Cuarta Generación, con los medios de comunicación convertidos en los
nuevos ejércitos de conquista.
2. Guerra Psicológica (o Guerra Sin Fusiles)
En la definición conceptual actual, la columna
vertebral de la Guerra de Cuarta Generación se enmarca dentro del concepto de
"guerra psicológica", o "guerra sin fusiles", que fue
acuñado, por primera vez, en los manuales de estrategia militar de la década
del setenta.
En su
definición técnica, "Guerra Psicológica", o "Guerra sin
Fusiles", es el empleo planificado de la
propaganda y de la acción psicológica orientadas a direccionar conductas, en la
búsqueda de objetivos de control social, político o militar, sin recurrir al
uso de la armas.
Los ejércitos militares, son sustituidos por
grupos operativos descentralizados
especialistas en insurgencia y contrainsurgencia, y por expertos en
comunicación y psicología de masas.
El desarrollo tecnológico e informático de la
era de las comunicaciones, la globalización del mensaje y las capacidades para
influir en la opinión pública mundial, convertirán a las operaciones de acción
psicológica mediática en el arma estratégica dominante del la 4GW.
Como en la guerra militar, un plan de guerra
psicológica está destinado a: aniquilar, controlar o asimilar al enemigo.
La guerra militar y sus técnicas se
revalorizan dentro de métodos científicos de control social, y se convierten en
una eficiente estrategia de dominio sin el uso de las armas.
A diferencia de la Guerra Convencional, la
Guerra de Cuarta Generación no se desarrolla en teatros de operaciones
visibles.
No hay frentes de batalla con elementos
materiales: la guerra se desarrolla en escenarios combinados, sin orden
aparente y sin líneas visibles de combate, los nuevos soldados no usan uniforme
y se mimetizan con los civiles.
Ya no existen los elementos de la acción
militar clásica: grandes unidades de combate (tanques, aviones, soldados,
frentes, líneas de comunicación, retaguardia, etc).
Las bases de planificación militar son
sustituidas por pequeños centros de comando y planificación clandestinos, desde donde se diseñan las
modernas operaciones tácticas y estratégicas.
Las grandes batallas son sustituidas por
pequeños conflictos localizados, con violencia social extrema, y sin orden
aparente de continuidad.
Las grandes fuerzas militares son sustituidas
por pequeños grupos operativos (Unidades de Guerra Psicológica) dotados de gran
movilidad y de tecnología de última generación, cuya función es detonar
desenlaces sociales y políticos mediante operaciones de guerra psicológica.
Las unidades de Guerra Psicológica son
complementadas por Grupos Operativos, infiltrados en la población civil con la
misión de detonar hechos de violencia y conflictos sociales.
Las tácticas y estrategias militares, son
sustituidas por tácticas y estrategias de control social, mediante la
manipulación informativa y la acción psicológica orientada a direccionar conducta
social masiva.
Los blancos ya no son físicos (como en el
orden militar tradicional) sino psicológicos y sociales. El objetivo ya no
apunta a la destrucción de elementos materiales (bases militares, soldados,
infraestructuras civiles, etc), sino al control del cerebro humano.
Las grandes unidades militares (barcos,
aviones, tanques, submarinos, etc) son sustituidas por un gran aparato
mediático compuesto por las grandes redacciones y estudios de radio y
televisión.
El bombardeo militar es sustituido por el
bombardeo mediático: Las consignas y las imágenes sustituyen a las bombas,
misiles y proyectiles del campo militar.
El objetivo estratégico ya no es el
apoderamiento y control de áreas físicas (poblaciones, territorios, et) sino el
apoderamiento y control de la conducta social masiva.
Las unidades tácticas de combate (operadores
de la guerra psicológica) ya no disparan
balas sino consignas direccionadas a conseguir un objetivo de control y
manipulación de conducta social masiva.
Los tanques, fusiles y aviones son sustituidos
por los medios de comunicación (los ejércitos de cuarta generación) y las
operaciones psicológicas se constituyen en el arma estratégica y operacional
dominante.
3- El blanco
En la Guerra sin Fusiles, la Guerra de Cuarta Generación
(también llamada Guerra Asimétrica) , el campo de batalla ya no está en el
exterior, sino dentro de su cabeza.
Las operaciones ya no se trazan a partir de la
colonización militar para controlar un territorio, sino a partir de la colonización mental para controlar una
sociedad.
Los soldados de la 4GW ya no son militares,
sino expertos comunicacionales en insurgencia y contrainsurgencia, que
sustituyen a las operaciones militares por las operaciones psicológicas.
Las balas militares son sustituidas por
consignas mediáticas que no destruyen su cuerpo, sino que anulan su capacidad
cerebral de decidir por usted mismo.
Los bombardeos mediáticos con consignas están
destinados a destruir el pensamiento reflexivo ( información, procesamiento y
síntesis) y a sustituirlo por una sucesión de imágenes sin resolución de tiempo
y espacio (alienación controlada) .
Los bombardeos mediáticos no operan sobre su
inteligencia, sino sobre su psicología: no manipulan su conciencia sino sus
deseos y temores inconcientes.
Todos los días, durante las 24 horas, hay un
ejército invisible que apunta a su cabeza: no utiliza tanques, aviones ni
submarinos, sino información direccionada
y manipulada por medio de imágenes y titulares.
Los guerreros psicológicos no quieren que usted
piense información, sino que usted consuma información: noticias, títulos,
imágenes, que excitan sus sentidos y su curiosidad, sin conexión entre sí.
Su cerebro está sometido a la lógica de
Maquiavelo: "divide y reinarás": Cuando su mente se fragmenta con
titulares desconectados entre sí, deja de analizar (qué, porqué y para qué de
cada información) y se convierte en
consumista de órdenes psicológicas direccionalas a través de consignas.
Los titulares y las imágenes son los misiles
de última generación que las grandes cadenas mediáticas disparan con demoledora
precisión sobre su cerebro convertido en teatro de operaciones de la Guerra de
Cuarta Generación.
Cuando Ud. consume titulares con "Bin
Laden", "Al Qaeda", "terrorismo musulmán": su mente está consumiendo consignas de miedo
asociadas con "terrorismo", y su cerebro está sirviendo de teatro de
operaciones a la "Guerra Contraterrorista" lanzada para controlar a
la sociedades a escala global.
Cuando Ud. consume prensa internacional sin
analizar los qué y los para qué, los intereses del poder imperial que se mueven
detrás de cada noticia o información periodística, Ud. está consumiendo Guerra
de Cuarta Generación.
PARTE II
Operaciones psicologicas : Su mente esta siendo controlada por expertos.
El mundo imperializado está en guerra, y el nuevo teatro de operaciones, la batalla final, se desarrolla en su cabeza.
Teóricamente,
Ud. , como el resto de la humanidad, es un AP (Alienado Programado)
teledirigido como si fuera un soldado por operaciones psicológicas invisibles.
En este
capítulo, los conocimientos y principios básicos para que Ud. desarrolle su
propio testeo para descubrir en qué lugar de la trinchera está situado.
1 - GUERRA IMPERIAL
Principios estratégicos
(controlar para dominar)
Para
aproximarnos a la comprensión de lo que los estrategas militares y los expertos
en comunicación estratégica definen como Guerra de Cuarta Generación es
preciso, primero, ingresar a una enmarcación global de la "Guerra"
como concepto significante y evolutivo-transformacional de la historia humana.
En primer
lugar, debemos precisar que la Guerra de Cuarta Generación fue concebida, en
sus aspectos teóricos-prácticos, como una guerra de conquista (también diseñada
como antídoto contra la guerra de liberación), por estrategas y expertos en
comunicación estratégica del campo imperial-capitalista de la era trasnacional.
Por lo
tanto, la Guerra de Cuarta Generación es una variante emergente de la evolución
estratégica, doctrinaria y operacional, de las guerras imperiales desarrolladas
a lo largo de la historia como principio de la dominación del hombre por el
hombre que rigió, sin excepción, en todas las civilizaciones dominantes
conocidas hasta ahora, incluido el sistema capitalista, como su último estadio de
desarrollo.
En segundo
lugar, y según lo que surge como comprobación fáctica y estadística de
cualquier estudio estratégico, las guerras imperiales no se hacen para matar,
sino para controlar y dominar.
(Cuando
esgrimimos el concepto "guerra" nos referimos, claro está, a las
guerras de conquista, y no a las guerras de resistencia que los pueblos y
sociedades fueron oponiendo a las civilizaciones imperialistas, y que no es
materia de este trabajo).
En tercer
lugar, la destrucción material y los genocidios humanos que producen las
guerras (de conquista imperial) vienen como consecuencia de la búsqueda de
control y dominio sobre un oponente que resiste, y no al revés.
Las guerras
(de conquista imperial) no se planifican para matar, sino para apoderamiento de
un objetivo estratégico siguiendo la motivación imperialista central de
controlar para dominar, y su concepto de aplicación va desde territorios hasta
sociedades y hombres.
El que
planea una guerra de conquista no lo hace para matar, sino que lo hace con un
objetivo estratégico de controlar y dominar blancos de apoderamiento trazados
de antemano, sean territorios (guerra militar), recursos económicos y mercados
(guerra económica), países y sociedades (guerra social), o mentes (guerra
psicológica).
El objetivo
estratégico de cualquier guerra de conquista (sea de orden militar, económico,
político, o psicológico) es el de controlar para dominar.
El control
del oponente es la base del dominio, a nivel del hombre y su entorno primero, y
de los sistemas (políticos, económicos y sociales) que rigen las sociedades,
después.
Cuando el
primer hombre primitivo controló y dominó por medio de la fuerza a otro, estaba
estableciendo el principio de la dominación del hombre por el hombre que rigió
el desarrollo de todas las civilizaciones imperialistas conocidas hasta ahora,
y cuya máxima expresión de desarrollo estratégico se da con el sistema
capitalista.
Toda acción
de dominación del hombre por el hombre (implícita en la guerra de conquista
imperial) se rige por un axioma estratégico: para dominar, primero hay que
controlar por medio de la guerra.
Por eso la
dinámica funcional de la historia humana (en todos sus estadios) se rige por
las estrategias de control y dominación desarrolladas por medio de las guerras
imperiales.
La búsqueda
del control y el dominio, a su vez, definen el carácter imperialista de las
distintas civilizaciones que fueron marcando la evolución y el trazado de la
historia humana a partir del dominio hegemónico.
B. Evolución
(De la Guerra Militar a la Guerra Psicológica)
(De la Guerra Militar a la Guerra Psicológica)
Desde la
prehistoria hasta la actualidad, todas las civilizaciones dominantes se
valieron de la guerra imperialista para controlar y dominar:
Territorios
(espacio físico)
Recursos
naturales (espacio económico)
Sociedades
(espacio social)
Individuos
(espacio mental)
Por lo
tanto, la historia de la humanidad es la historia del imperialismo y de la
dominación del hombre por el hombre (en distintos estadios), cuyas estrategias
fueron evolucionando de lo simple a lo complejo:
Guerra
militar (conquista territorial) = Control político
Guerra
económica (conquista de recursos) = Control económico
Guerra
Social (conquista de las sociedades) = Control social
Guerra
Psicológica (conquista de las mentes) = Control ideológico
Los imperios
antiguos (Grecia, Roma) sólo habían llegado a la conquista territorial (guerra
militar) y a la conquista de recursos (guerra económica), y apenas habían
tocado el primer estadio de la guerra social (conquista de la sociedad),
imponiendo sus idiomas o sus creencias religiosas en los territorios
conquistados (caso del latín con Roma, o caso de la religión católica con los
imperios de la Edad Media).
Con el
Imperio del sistema capitalista, la guerra por el dominio y el control completa
el ciclo evolutivo con la guerra social (conquista de las sociedades) y la
guerra psicológica (conquista de las mentes).
Esta
instancia de guerra por el control y el dominio de las sociedades y de las
mentes, se posibilita por el advenimiento de la Revolución Industrial en el
siglo XIX, que luego condujo a la Revolución Tecnológica e Informática del
siglo XX.
Es decir que
la guerra por el dominio y control de las sociedades y de las mentes, sólo se
produjo a partir de la interacción funcional de la tecnología (medios de
comunicación) y de la informática (electrónica y computación) orientada a un
objetivo de control y dominio mediante una estrategia comunicacional.
Esos tres
factores (medios de comunicación, electrónica y computación, y estrategias
comunicacionales) posibilitaron que la guerra por el control y el dominio
imperial capitalista tocara su máximo estadio de desarrollo estratégico: la
Guerra de Cuarta Generación.
2 - GUERRA DE CUARTA GENERACIÓN
(El control y la conquista de las mentes)
( A) La Guerra Psicológica
(Principios estratégicos)
Guerra de
Cuarta Generación (Fourth Generation Warfare - 4GW) es el término usado por los
analistas y estrategas militares para describir la última fase de la guerra
imperialista de conquista, en la era de la tecnología informática y de las
comunicaciones globalizadas.
Si bien la
Guerra de Cuarta Generación cuenta con un nivel de desarrollo militar contenido
en los principios teóricos de su doctrina escrita por estrategas militares, a
partir de la década del 80, nuestro trabajo solo tocará los aspectos de
desarrollo social de la misma.
El
desarrollo tecnológico e informático, la globalización del mensaje y las
capacidades para influir en la opinión pública mundial, convirtieron a la
Guerra Psicológica mediática en el arma estratégica dominante de la 4GW, a la
que se agrega una variante "contraterrorista" tras los ataques
explosivos del 11-S en EE.UU.
De esta
manera, y a partir del 11-S norteamericano, la "Guerra Psicológica"
(con su variante la "Guerra Contraterrorista") conforma la columna
vertebral estratégica de la Guerra de Cuarta Generación, con los Medios de
Comunicación convertidos en los nuevos ejércitos de conquista.
La Guerra
Psicológica conforma el estadio superior de las estrategias de control y
dominación ensayadas hasta ahora por los sistemas imperialistas (dominación del
hombre por el hombre) que se fueron sucediendo hasta llegar al sistema
capitalista.
En la Guerra
Psicológica (columna vertebral de la Guerra de Cuarta Generación, sin uso de
armas) las operaciones con unidades militares son sustituidas por operaciones
con unidades mediáticas.
La Guerra
Psicológica, a su vez, nace en un particular estadio del capitalismo
caracterizado por una revolución en el campo de las ciencias sociales y de la
comunicación estratégica.
Dicha
revolución se complementa con una revolución en el campo de la tecnología de
las comunicaciones y de la informática, creando las bases para una comunicación
estratégica globalizada basada en principios científicos.
A su vez las
técnicas científicas de comunicación, potenciadas a escala masiva y planetaria
por los grandes conglomerados mediáticos del capitalismo, crearon las bases
para su utilización en estrategias de manipulación y de control social
desarrolladas a partir de los objetivos de la dominación imperial-capitalista.
Esta
situación creó las bases operativas y estratégicas para el control y dominio de
las sociedades y países, sin recurrir a la utilización de la guerra militar.
De esta
manera (y con pocas excepciones como Irak y Afganistán, y otros objetivos en
carpeta del Imperio, como Irán y Siria) la actual guerra imperialista por
apoderamiento de mercados y países ya no se desarrolla en el plano de la
conquista militar-territorial, sino en el plano de la conquista
psicológica-social instrumentada mediaticamente.
Los nuevos
gerentes de enclave en el mundo dependiente (los políticos modernos) sustituyen
cada vez más la represión y el control por medios policiales, por la represión
y el control por medio de operaciones mediáticas con aplicación de consignas de
"criminalización" de los conflictos sociales.
En su
definición técnica, "Guerra Psicológica", o "Guerra sin
Fusiles", es el empleo planificado de la propaganda y de la acción
psicológica orientadas a direccionar conductas, en la búsqueda de objetivos de
control social, político o militar, sin recurrir al uso de la armas.
Los
ejércitos militares, son sustituidos por grupos operativos descentralizados
especializados en insurgencia y contrainsurgencia, y por expertos en
comunicación estratégica y psicología de masas.
El
desarrollo tecnológico e informático de la era de las comunicaciones, la
globalización del mensaje y las capacidades para influir en la opinión pública
mundial, convirtieron a las operaciones de acción psicológica mediática en el
arma estratégica dominante de la 4GW.
Como en la
guerra militar, un plan de guerra psicológica está destinado a: aniquilar,
controlar o asimilar al enemigo.
La guerra
militar y sus técnicas se revalorizan dentro de métodos científicos de control
social, y se convierten en una eficiente estrategia de dominio sin el uso de
las armas.
A diferencia
de la Guerra Militar convencional, la Guerra de Cuarta Generación no se
desarrolla en teatros de operaciones visibles.
No hay
frentes de batalla con elementos materiales: la guerra se desarrolla en
escenarios combinados, sin orden aparente y sin líneas visibles de combate, los
nuevos soldados no usan uniforme y se mimetizan con los civiles.
Ya no
existen los elementos de la acción militar clásica: grandes unidades de combate
(tanques, aviones, soldados, frentes, líneas de comunicación, retaguardia,
etc.)
Las bases de
planificación militar son sustituidas por pequeños centros de comando y
planificación clandestinos, desde donde se diseñan las modernas operaciones
tácticas y estratégicas.
Las grandes
batallas son sustituidas por pequeños conflictos localizados, con violencia
social extrema, y sin orden aparente de continuidad.
Las grandes
fuerzas militares son sustituidas por pequeños grupos operativos (Unidades de
Guerra Psicológica) dotados de gran movilidad y de tecnología de última
generación, cuya función es detonar desenlaces sociales y políticos mediante
operaciones de guerra psicológica.
Las unidades
de Guerra Psicológica son complementadas por Grupos Operativos, infiltrados en
la población civil con la misión de detonar hechos de violencia y conflictos
sociales.
Las tácticas
y estrategias militares, son sustituidas por tácticas y estrategias de control
social, mediante la manipulación informativa y la acción psicológica orientada
a direccionar conducta social masiva.
Los blancos
ya no son físicos (como en el orden militar tradicional) sino psicológicos y
sociales. El objetivo ya no apunta a la destrucción de elementos materiales
(bases militares, soldados, infraestructuras civiles, etc.), sino al control
del cerebro humano.
Las grandes
unidades militares (barcos, aviones, tanques, submarinos, etc.) son sustituidas
por un gran aparato mediático compuesto por las grandes redacciones y estudios
de radio y televisión.
El bombardeo
militar es sustituido por el bombardeo mediático: Las consignas y las imágenes
sustituyen a las bombas, misiles y proyectiles del campo militar.
En la Guerra
sin Fusiles, la Guerra de Cuarta Generación (también llamada Guerra
Asimétrica), el campo de batalla ya no está en el exterior, sino dentro de las
mentes.
Las
operaciones ya no se trazan a partir de la colonización militar para controlar
un territorio, sino a partir de la colonización mental para controlar una
sociedad.
El objetivo
estratégico ya no es el apoderamiento y control de áreas físicas (poblaciones,
territorios, etc.) sino el apoderamiento y control de la conducta social
masiva.
Las unidades
tácticas de combate (operadores de la guerra psicológica) ya no disparan balas
sino consignas direccionadas a conseguir un objetivo de control y manipulación
de conducta social masiva.
(B) Soldados
invisibles
(Alienados
Programados-AP)
En su
desarrollo mediático-social, los jefes y oficiales de Estado Mayor de la Guerra
Psicológica (4GW) ya no son militares, sino expertos comunicacionales en
insurgencia y contrainsurgencia, que sustituyen a las operaciones militares por
las operaciones psicológicas (OPS).
Ya no
desarrollan sus planificaciones en unidades o cuarteles militares, sino en
laboratorios encubiertos de comunicación estratégica donde se diseñan los
planes de Guerra Psicológica a ser ejecutados por las grandes estructuras
mediáticas de comunicación masiva, infiltradas por la inteligencia de la OPS.
El nuevo
soldado, y su vez blanco táctico de las operaciones psicológicas, es el individuo-masa
modelado a partir de la ideología consumista nivelada planetariamente como
estrategia de mercado por las trasnacionales capitalistas.
En la Guerra
Psicológica, la potencia de fuego del soldado militar es sustituida por la
potencia social del individuo-masa con su conducta manipulada hacia objetivos
de control y dominación social, fijados por el capitalismo trasnacional para
conquistar mercados y controlar a las sociedades consumistas.
Manipular,
controlar, y convertir a este individuo-masa en potencia social direccionada
con fines de control y dominio político-social es el objetivo estratégico clave
de la Guerra Psicológica.
Mediante la
manipulación y direccionamiento de conducta por medios psicológicos el
individuo-masa se convierte en "soldado cooperante" de los planes de
dominio y control social establecidos por el capitalismo trasnacional y la
potencia imperialista regente.
Es a la vez,
víctima y victimario, de las operaciones psicológicas, ya que se convierte en
una célula consumista-trasmisora tanto de planes de consumismo capitalista como
de planes de control y represión social manipulados sin el uso de las armas.
Por ejemplo:
El
movimiento piquetero (desocupados) de la Argentina fue desactivado,
virtualmente sacado de la calle y condenado socialmente, a partir de consignas
que lo asociaban con la vagancia, la violencia, y el desorden, hábilmente
recreadas y manipuladas por las estructuras mediáticas del sistema.
El blanco de
esas consignas era el AP (Alienado Programado), tanto de clase alta, media o
baja, que a través de esas consignas machacadas día y noche en su cabeza,
terminó viendo al piquetero como el enemigo número uno de la sociedad.
Esto
permitió al gobierno de Kirchner encarcelar a sus dirigentes y mandar a
reprimirlos policialmente con total impunidad, e indiferencia por parte de la
sociedad de los AP.
De esta
manera, y a través de este ejemplo, se verifica la doble condición de víctima,
y la vez victimario, del Alienado Programado (AP) a partir del consumismo, no
ya de productos sino de eslóganes y titulares recreados por el consumismo
informativo.
( C)
Colonización mental
(Del
"consumismo de productos" al "consumismo de información")
El
individuo-masa, o AP (Alienado Programado), se desarrolla en la primera fase de
las operaciones psicológicas orientadas a imponer la sociedad de consumo
capitalista en las áreas dependientes del Tercer Mundo, a fines de la década
del 50, y experimenta su máximo nivel de desarrollo con el advenimiento de la
era de las comunicaciones globalizadas a fines de los 80.
El Alienado
Programado (AP) es el prototipo de "hombre universal" modelado por
las políticas niveladoras consumistas impuestas por las trasnacionales
capitalistas a escala planetaria.
EL AP no
está programado para pensar (desarrollo reflexivo) sino para consumir productos
capitalistas por medio de consignas (eslóganes) y de imágenes sin ninguna
relación entre sí.
Utilizando
técnicas y estrategias de la Guerra Psicológica, los laboratorios estratégicos
de comunicación publicitaria comenzaron a modelar al individuo-masa (el AP) a
partir del surgimiento de la sociedad de consumo capitalista en los años 50.
Un AP está
programado para consumir: desde productos, espectáculos, modas, hasta
presidentes (gerentes de enclave de las trasnacionales capitalistas) vendidos
por medio de técnicas de marketing y de campañas electorales manipuladas por
operaciones psicológicas.
A excepción
de los casi tres mil millones de marginados de la sociedad de consumo
capitalista, que no alcanzan los niveles de supervivencia, el resto de la
sociedad mundial (tanto en el mundo dependiente como en el mundo de las
potencias capitalistas dominantes) está programada a partir de una estructura
piramidal de AP (individuos-masa) nivelados por la ideología del consumo
capitalista.
Un AP es un
nivelado universal por la cultura del consumo.
El consumo
(no el pensamiento razonado con lógica de qué y para qué), rige y parametra sus
pautas de comportamiento social e individual.
Un AP de
Asia, África, o Latinoamérica (más allá del idioma y la raza) viste de la misma
manera y consume los mismos productos que un AP de EE.UU. o de Europa.
Ropa, cortes
de cabello, música, fútbol, deportes, creencias, modas, gustos consumistas,
estereotipos de conducta social, son nivelados por igual en los AP por las
trasnacionales capitalistas que han convertido al planeta en un "gran
mercado".
Un AP
(Alienado Programado), técnicamente, es una terminal de consumo para abrir
nuevos mercados y nuevas fuentes de ganancia capitalista a escala planetaria.
Así como la
acelerada concentración y centralización del poder capitalista trasnacional
impuso la incorporación masiva de la informática para la toma de decisión
económica, la sociedad de consumo requirió de la utilización en gran escala de
la publicidad comercial destinada a crear las bases psicosociales del consumismo.
La
manipulación psicológica con el consumismo desarraigó al individuo-masa de los
valores de su propia cultura, historia y tradiciones de origen, y lo convirtió
en un alienado universalizado y sin conciencia.
El
colonizado mental, el AP, el individuo-masa, es un lumpen social cuya máxima
ambición es emigrar de su país de origen hacia los grandes centros consumistas
del Imperio, como está ocurriendo en Europa y en la frontera con México.
El máximo
objetivo de un AP es consumir sin interrogarse sobre los fenómenos de genocidio
económico y las lacras sociales emergentes de la explotación del hombre por el
hombre, a los que vive en forma alienada, sin vincularlos al sistema
capitalista, del que que tampoco sabe de que se trata.
Un AP, es la
célula y la materia prima emergente de las operaciones psicológicas trazadas
para el control y direccionamiento de conducta con fines colonizadores que lo
despojó de todo atisbo de pensamiento reflexivo y de conciencia social.
Un AP de
clase baja es un declasado sin patria (exactamente la contrapartida del
proletario revolucionario con conciencia social emergente de la Revolución
Industrial) que sirve como carne de cañón y mano de obra barata (cuando
consigue trabajo) de las trasnacionales, también sin patria, extendidas por los
cuatro puntos cardinales del Planeta.
Un AP, de
clase media o alta, también es un desclasado sin patria que alimenta (desde el
vértice y el medio de la pirámide) las estructuras gerenciales, políticas,
burocráticas y/o profesionales del sistema capital-imperialista
trasnacionalizado.
Pero antes
que nada, un AP (más allá de cualquier grupo de pertenencia clasista) es un
alienado social construido a la imagen y semejanza de las trasnacionales y sus
necesidades de mercado.
En este
cambio sutil de las matrices mentales y culturales de las sociedades dominadas
subyace la culminación de un minucioso proceso de colonización
psicológica-cultural, cuyo objetivo central se orienta a borrar las fronteras
entre el dominador y el dominado.
El
perfeccionamiento del AP fue simultáneo a la destrucción de los Estados
nacionales por medio de la imposición del "libre mercado", la
"apertura económica" y las privatizaciones de empresa públicas
impulsadas por el capitalismo trasnacional desde Washington, en la década del
90.
La etapa de
la "colonización de las sociedades" con el consumo de productos,
comenzada en la década del 60, posibilitó la era de la "colonización
mental" con el consumo de información perfeccionada con el advenimiento
masivo de Internet y de las comunicaciones globalizadas en la década del 90.
Cuando el
sistema capitalista trasnacional, por medio del consumo, niveló un "modelo
único de pensamiento", sentó las bases psicosociales para el control
político-ideológico por medio de la información periodística manipulada por
operaciones psicológicas .
De manera
tal, que el control de las sociedades, en la primera etapa, por medio de la
publicidad, posibilitó la segunda fase: el control ideológico, a través del
consumo de información periodística, también nivelado a escala planetaria por
el aparato mediático controlado por las trasnacionales del Imperio.
Con la
nivelación consumista se establecen las bases para el AP consumidor de
"órdenes psicológicas" manipuladas a través de la información
fragmentadora y "anti-reflexiva" del llamado "periodismo
espectáculo".
De esta
manera el AP, se convierte en la célula terminal del sistema de colonización
mental nivelado a escala universal por el aparato mediático-informativo
controlado por el capitalismo trasnacionalizado.
Sin la
primera fase de colonización de las sociedades por medio del consumismo, la
colonización de la mente del hombre por medio de la información manipulada,
hubiera sido imposible.
(D) Objetivo
estratégico
(La función
de la Guerra Psicológica)
Los nuevos
proyectos geopolíticos de conquista imperialista en la era trasnacional de las
comunicaciones requieren de sofisticadas estrategias de Guerra Psicológica para
su imposición sin el uso de las armas.
Los fines
prescriptos por la estrategia de dominación con la Guerra Psicológica son los
mismos que se utilizan con la guerra militar: dividir, atomizar, controlar al
individuo-masa de las sociedades dependientes (el AP). Es la lógica de
Maquiavelo aplicada por medios científicos y tecnológicos.
La Guerra
Psicológica librada en el plano de la comunicación estratégica y de las grandes
estructuras mediáticas (los nuevos ejércitos de conquista) no se hacen por la
conquista misma, sino en la búsqueda de un objetivo estratégico orientado en
los intereses económicos de las potencias y las trasnacionales capitalistas.
La función
de la Guerra Psicológica imperial-capitalista actual se orienta en tres
objetivos claves:
Conquista de
mercados emergentes (sociedades y países periféricos), mediante la imposición
de la "cultura consumista" nivelada y globalizada por los medios
masivos de comunicación, actuando sobre la psicología del hombre AP convertido
en individuo-masa.
Control y
dominación social (en los países dependientes), orientado a la represión y/o
neutralización de conflictos sociales que amenacen el desarrollo de los planes
empresariales y la acumulación y expansión de la ganancia capitalista
trasnacional.
Disputas
ínter-potencias por los mercados, destinada a sustituir a la guerra militar por
áreas de influencia (también por conquista de mercados) enterrada con la guerra
Fría.
Una plan de
Guerra Psicológica, no se hace con soldados y armas militares sino con medios
de comunicación e individuos masificados (los AP) nivelados universalmente por
los mismos estereotipos culturales y sociales.
El mensaje
mediático nivela y masifica al individuo universal en una sola frecuencia
comunicacional.
La realidad
es sustituida por la percepción de la realidad a través del mensaje
mediático-periodístico convertido en consignas, eslóganes y títulos, antes que
en pensamiento reflexivo totalizado.
A través de
la manipulación psicológica y el control ideológico, la sociedad civil, el
individuo-masa suplanta a los soldados militares en el campo de batalla.
En la Guerra
Psicológica, la potencia de fuego del soldado militar es sustituida por la
potencia social del individuo-masa con su conducta manipulada hacia objetivos
de control y dominación social, fijados por el capitalismo trasnacional para
conquistar mercados y controlar a las sociedades consumistas.
Manipular,
controlar, y convertir a este individuo-masa en potencia social direccionada
con fines de control y dominio político-social es el objetivo estratégico clave
de la Guerra Psicológica de última generación.
( E ) Las
operaciones psicológicas
(Falsa
percepción de la realidad)
Veamos un
ejemplo de operación psicológica con el "terrorismo":
Después de
los atentados en Londres las cadenas televisivas y los grandes diarios
titulaban en molde "catástrofe": "Los ataques terroristas en
Londres desatan el temor mundial", o el "El terrorismo amenaza al
mundo", rezaban algunos de esos titulares.
Los
titulares iban acompañados de imágenes catastróficas, con caos y terror
reflejados en los rostros de los que lograron escapar de los atentados en el
metro de Londres.
Esas
imágenes y titulares fueron repetidos hasta el infinito durante las primeras
veinticuatro horas, con las grandes cadenas trasmitiendo en vivo, mientras los
conductores y analistas recreaban sin cesar las consignas de "miedo al
terrorismo".
La operación
psicológica-mediática se complementaba con funcionarios que, desde Bush y Blair
para abajo, acusaban de los atentados al "terrorismo internacional" y
advertían sobre la "amenaza de nuevos ataques".
En la
realidad, durante el 7-J habían detonado tres bombas matando a 57 personas en
Londres, con un efecto destructivo circunscripto a un pequeño radio de la
ciudad.
Ante el
titular de la CNN: "el terrorismo causa otra tragedia mundial" por la
muerte de 57 británicos, si la mente fragmentada y bombardeada del AP nivel
promedio estadístico realizara correctamente la operación
información-procesamiento-síntesis, concluiría que solo en Irak mueren todos
los días esa cantidad de personas, y ninguna cadena titula:
"El
Imperio norteamericano causa otra tragedia mundial".
Y ni que
hablar del efecto que causaría en la mente de un AP un bombardeo mediático, en
vivo, y durante las 24, con un titular de la CNN y de las otras cadenas que
dijese, por ejemplo:
"Tragedia
mundial: Cada tres segundos un niño muere de hambre en el mundo".
Pero ese
titular nunca va a aparecer ni va ser objeto de un bombardeo mediático por
parte de la CNN y las otras cadenas, sencillamente, porque los hambrientos no
son materia de utilización de operaciones psicológicas con fines de control
social, que realiza el mismo sistema de poder que produce los hambrientos.
El atentado
del 7-J fue localizado en Londres, pero el bombardeo mediático posterior con
imágenes y consignas de terror (difundidas en vivo y simultáneamente por todo
el planeta), potenció el miedo haciendo que que el televidente sufriera sus
efectos como si hubiera ocurrido en su barrio.
De esta manera,
los efectos de la manipulación psico-mediática del hecho terrorista ocurrido en
Londres, con sólo tres bombas detonadas a distancia, se multiplicó
infinitamente (casi como una bomba nuclear) borrando las fronteras entre
realidad e irrealidad.
Por el mismo
mecanismo psicológico con que el individuo-masa (mujer u hombre) vive una
película o telenovela como si fuera su propia realidad, la inducción mediática
masiva del terror por vías psicológicas, hizo que la mayoría viviera el hecho
terrorista (solo circunscripto a un sector de Londres), como si el terrorismo y
la "amenaza terrorista" fueran parte integrante de su realidad
diaria.
De esta
manera, y mediante la potencia niveladora y globalizadora de la imagen y de las
consignas mediáticas el hecho particular (el ataque a Londres) se convirtió en
un hecho general masivo falsamente percibido por las mayorías niveladas por la
comunicación globalizada.
El
individuo-masa, el AP, manipulado psicológicamente, incorporó una realidad
ajena y localizada (el ataque terrorista con tres bombas en Londres) como si
hubiera ocurrido en su barrio o en el living de su casa.
La realidad
se convirtió en percepción mediática de la realidad y desató una "conducta
de terror" manipulada a distancia por los operadores psicológicos de la
Guerra de Cuarta Generación.
Las
imágenes, títulos y consignas disparados en forma de "bombardeo
mediático" hicieron que el televidente recreara su propios miedos en el
ataque terrorista de Londres, lejano y distante de su realidad existencial
concreta.
Desde que
Bush y el Imperio estadounidense instalaron la "guerra
contraterrorista" (una variante táctica de la guerra psicológica) tras los
atentados terroristas del 11-S, no ocurrió ningún otro ataque en suelo
norteamericano.
En el orden
internacional, no ocurrieron más de 10 atentados terroristas en todo el mundo,
entre los que deben computarse los más mediatizados: el 11-M español, y el 7-J
británico.
No obstante
esta realidad, estadísticamente localizada y circunscripta, las sociedades norteamericana
y mundial incorporaron masivamente el "miedo al terrorismo" y la
"amenaza terrorista" como parte de su realidad diaria.
Por otra
parte, todos los sondeos revelan que, tras un bombardeo mediático con imágenes
y consignas de miedo, no solamente la sociedad norteamericana, sino la europea
y el resto de la sociedad mundial, priorizan el terrorismo como la principal
amenaza que acecha a la humanidad.
Estudios
posteriores a las presidenciales norteamericanas de noviembre de 2004,
demostraron que la aparición de Bin Laden amenazando a EE.UU. en un video,
difundido a pocas horas de los comicios, fue clave para arrimar votos indecisos
a la candidatura por la reelección de Bush.
Este es el
mejor ejemplo de como, a través de las operaciones psicológicas mediáticas
globalizadas, se induce un hecho lejano y localizado (el ataque terrorista)
como si fuera la mayor amenaza que azota a la humanidad sin distinción de
países.
De esta
manera se hace realidad el objetivo clave de la Guerra Psicológica: convertir
al individuo-masa (Alienado Programado-AP) en "soldado cooperante" de
los planes imperiales de control y dominio social, tanto en el Imperio como en
el mundo dependiente.
( F) Plan de
Guerra Psicológica
(Niveles
tácticos interactivos)
En un plan
estratégico de Guerra Psicológica, los operativos de la OPS (Operaciones
Psicológicas) diseñan y ejecutan planes y estrategias de control social, en
tanto que los Grupos Operativos Especiales (GOE) diseñan y ejecutan planes y
estrategias de conflictos y detonantes sociales como complementos operativos de
la OPS.
Operativamente,
la Guerra Psicológica se desarrolla en tres niveles tácticos-interactivos:
Un Plan de
Conflicto = Detonante Primario
Un Plan de
Operación Psicológica = Manipulación y Objetivo
Un Plan de
Acción Política = Aprovechamiento y Beneficiario
Veamos un
ejemplo práctico:
Plan de Conflicto:
Unidades OPS
de la CIA y el Mossad detonan una provocación religiosa contra la comunidad
islámica internacional operando la publicación de caricaturas ofensivas de
Mahoma en la prensa europea.
Simultáneamente
(y en forma interactiva) los GOE, infiltrados entre grupos fundamentalistas
islámicos, detonan protestas violentas contra las caricaturas de Mahoma, con
muertos, heridos y quemas de embajadas en Europa, Asia, África y Medio Oriente.
Objetivo
Táctico: detonar el conflicto y crear el contexto de las operaciones
psicológicas.
Plan de
Operación Psicológica:
Unidades OPS
infiltradas en las grandes cadenas mediáticas operan un plan de consignas y de
imágenes (bombardeo mediático) articulado en dos movimientos tácticos: difusión
potenciada de las imágenes con los hechos más violentos protagonizados por los
grupos infiltrados por los GOE.
Acompañamiento
de las imágenes con titulares y comentarios que contienen tres consignas clave:
"violencia (islámica)", "guerra religiosa (islámica)",
"protestas violentas (islámicas)", que se encuentran simultáneamente
en todas las cadenas acompañando a las imágenes con disturbios, edificios
ardiendo y represión con muertos y heridos. El "islamismo
fundamentalista" es el protagonista central en el bombardeo mediático
durante una semana.
Objetivo
Táctico: vincular al mundo islámico con la violencia, la guerra y el desorden
social.
Plan de
Acción Política:
Simultáneamente
a las protestas violentas y a las imágenes y consignas manipuladoras difundidas
a escala planetaria, Bush y sus funcionarios de primer nivel (Cheney, Rumnsfeld
y Condoleeza Rice), asesorados por OPS del equipo estratégico de la Casa
Blanca, salen a denunciar a Irán como el instigador principal de los disturbios
violentos con muertos, heridos, e incendios de embajadas.
Sincronizadamente,
el Estado Mayor militar y el gobierno de Israel (por medio de sus principales
funcionarios) también denuncian a Irán como el principal responsable de las
protestas religiosas violentas.
Washington y
Tel Aviv, en sus denuncias, también asocian, sutilmente, a Irán con un plan de
"terrorismo nuclear".
Objetivo
Táctico: situar a Irán como promotor de un plan del "fundamentalismo
islámico violento" desatado en todo el mundo.
El
Resultante:
El
resultante se define por una verificación del objetivo buscado con el plan OPS:
sondear el consenso (dentro y fuera de EE.UU.) para un ataque militar a Irán.
Tras una
semana de acción mediática combinada de las operaciones A, B, y C, dos sondeos
revelaban que casi dos tercios de la sociedad norteamericana respaldaba un
ataque militar de EE.UU. a Irán.
Los dos
sondeos (realizados respectivamente por el Centro Pew y Los Angeles Times)
indicaban también que la misma cantidad de estadounidenses (casi dos tercios)
consideraban a Irán como "la amenaza número uno", por delante de
China, Irak y Corea del Norte.
Un 82 por
ciento aseguró que, de completar con éxito el enriquecimiento de uranio, Irán
facilitaría armamento nuclear terroristas.
De
realizarse en Europa, seguramente los sondeos arrojarían resultados parecidos.
Las mediciones de los OPS son secretas.
Clave de la
operación:
El plan OPS
con las caricaturas sirvió como modulo experimental y operación de testeo para
un plan estratégico de Guerra Psicológica orientado, en su primera fase, a
"preparar el terreno" (consenso internacional y estadounidense) para
una operación militar contra Irán argumentada en dos consignas y una
conclusión:
El rol de los medios como nuevo ejército represivo del sistema. La nueva logica del control en la crisis
Por su altísimo potencial formador y orientador de conducta social a escala masiva (conseguido a través de la manipulación informativa) los medios de comunicación se han convertido en la columna vertebral de las estrategias de dominio del sistema capitalista a escala global.
El rol de los medios como nuevo ejército represivo del sistema. La nueva logica del control en la crisis
El papel que van desarrollar en la crisis social que se avecina.
A) Los
dueños de las "noticias"
La función
esencial de la empresa mediática (los medios de comunicación) se define
esencialmente por la manipulación informativa orientada hacia el control de la
"opinión pública", pero sus objetivos no son sociales ni
desinteresados como describe la mitología de la "objetividad
periodística".
Las famosas
banderas "éticas" del periodismo: imparcialidad, objetividad,
libertad de expresión, no son nada más que mitos encubridores del
multimillonario negocio mediático que moviliza a diario el mercado de la
información a escala global.
El proceso
de fabricación y distribución de la información, no está motivado por la
necesidad de "informar" sino por la necesidad capitalista de vender
noticias (el producto).
Para ello
los medios (al igual que cualquier empresa capitalista) generan necesidades
masivas de consumo en la sociedad (el mercado), y trazan estrategias
informativas destinadas a favorecer su crecimiento empresarial y posicionarse
para competir con éxito en el mercado (la búsqueda de ganancia).
En primer
lugar, la información es una mercancía destinada a producir rentabilidad
económica como cualquier otro producto comercial en oferta en el mercado
capitalista.
En términos
funcionales (y más allá de la leyenda que se fabrican a su alrededor) las
empresas periodísticas no están guiadas por fines sociales sino por la búsqueda
del lucro económico.
En segundo
lugar, y por el carácter estratégico de la función comunicacional que
desarrollan (desde el punto de vista de la preservación de la
"gobernabilidad" del sistema) los medios son herramientas claves para
el control (y/o manipulación) de los procesos económicos, políticos y sociales.
Los medios
de comunicación (al contrario de lo que pregonan sus mitificadores) no
practican la "objetividad informativa" ni la independencia editorial
por dos razones prácticas principales:
Son empresas
que no funcionan con objetivos sociales sino con objetivos comerciales sujetos
a ley de la búsqueda de rentabilidad capitalista.
Su
dependencia estructural al sistema de poder económico que controla todos los
resortes de la producción, las finanzas y el comercio internacional, por encima
de los países y a escala planetaria.
El accionar
de los grandes conglomerados mediáticos (tanto a nivel local como
internacional) no está orientado -como se quiere hacer creer- a servir al
interés de la sociedad sino a servir al interés de los grupos económicos y
políticos dominantes que constituyen su mayor fuente de financiación y
rentabilidad comercial.
El poder
(tanto en los países centrales como periféricos del sistema capitalista
"globalizado") sólo invierte dinero en los medios a cambio de una
contraprestación de servicios.
En el
negocio de la información, como en cualquier emprendimiento comercial, los
medios sólo trabajan para quien paga (o puede pagar) por sus servicios
"informativos".
Así como las
grandes corporaciones económicas fijan las reglas del mercado y forman los
precios, las grandes corporaciones mediáticas fijan las reglas y determinan a
diario (a través de la cartelización monopólica) lo que "es noticia"
y lo que "no es noticia" en el mercado de la información a nivel
local e internacional.
La
"valorización" de las noticias difundidas a escala masiva no está
determinada por la búsqueda del conocimiento o de la compresión de los procesos
económicos, políticos y sociales, sino por la búsqueda de ganancias o por la
defensa de intereses puntuales del sistema (corporativo) del cual extraen el
fuerte de su rentabilidad comercial.
Además de
las ventas al público y de las suscripciones, el grueso de la rentabilidad
comercial del gigantesco y multimillonario negocio de los monopolios
periodísticos, se nutre principalmente de dos fuentes de financiación:
Los grandes
grupos económicos concentradores de la economía y del comercio exterior.
El Gobierno
y los grupos políticos del Estado capitalista (tanto centrales como
periféricos).
La gran
tajada de rentabilidad de los conglomerados mediáticos es aportada por los
grandes consorcios bancarios, industriales o de servicios, que conforman la
porción mayoritaria de la "torta" publicitaria pautada comercialmente
en los monopolios de la información.
La relación
comercial que las empresas mediáticas mantienen con gobiernos y organizaciones
políticas (tanto en los países centrales como periféricos del sistema) se
establece en dos niveles funcionales:
La publicidad
institucional (oficial) que los gobiernos pautan en los medios de la
corporación mediática a los fines de publicitar su gestión y generar consenso
electoral entre los diferentes grupos sociales.
Las pautas
publicitarias o las diferentes vías de negociaciones en negro que los
operadores comerciales de los consorcios mediáticos (hegemonizadores y
formadores de las "noticias diarias") establecen con los políticos y
partidos con el objetivo de instrumentar operaciones de prensa en contra de sus
competidores, o en contra del propio gobierno, durante las campañas
electorales.
Esta
relación de "supervivencia mutua" con el establishment de poder
(agregada a su función manipuladora y orientadora de conducta social masiva)
convierte a los grandes conglomerados mediáticos en una herramienta estratégica
clave para el control y orientación de los procesos económicos, políticos y
sociales que los tienen como protagonistas claves.
B) El nuevo
ejército represivo
Su altísimo
potencial orientador y generador (a través de la manipulación informativa) de
conducta social a escala masiva convirtió a la corporación mediática en un
instrumento irreemplazable para el dominio del sistema capitalista tanto en los
países centrales como periféricos.
La condición
esencial para el funcionamiento del Estado capitalista (tanto en América Latina
como en el resto del mundo) se resume en tres factores: Estabilidad económica,
gobernabilidad política y "paz social".
La
"estabilidad económica" garantiza el funcionamiento ordenado de la
explotación (y los negocios) capitalistas, y la "paz" es el sostén de
la "gobernabilidad" del sistema a escala global. Cuando (a causa de
algún conflicto de orden social, político o económico) se altera alguno de
estos tres parámetros, el sistema activa inmediatamente mecanismos de
supervivencia para recuperar el control político y social.
Esas tres
condiciones son básicas para que el "sistema" (la estructura
funcional) de los negocios y la rentabilidad capitalista funcionen sin
interferencia y no se alteren las líneas matrices de la propiedad privada y
concentración de riqueza en pocas manos.
Cuando por
alguna razón se altera alguno de estos tres factores, el sistema entra en
crisis, y debe generar inmediatamente alternativas para preservar su
supervivencia.
Por ejemplo
en Latinoamérica, durante la Guerra Fría por aéreas de influencia con la URSS,
cuando la "subversión comunista" (la guerrilla revolucionaria)
amenazaba con la ruptura de la "estabilidad económica", la "paz
social" y la "gobernabilidad", las corporaciones trasnacionales
y el Departamento de Estado activaban un golpe militar con represión para
restablecer el "orden".
Luego de la
sustitución del dominio "duro" (militar) por el dominio blando
(democrático) tras la caída de la URSS, el fin de la Guerra Fría y la
desaparición de la lucha armada revolucionaria, los métodos del control
político y social para preservar la "gobernabilidad" del sistema ya
no son militares sino psicológicos.
El desarrollo
tecnológico e informático de la era de las comunicaciones, la globalización del
mensaje y las capacidades para influir en la opinión pública, convirtieron a
las operaciones de acción psicológica mediática en un arma estratégica de
importancia clave para el control político y social.
La etapa de
la "colonización de las sociedades" con el consumo de productos,
comenzada en la década del 60, posibilitó la era de la "colonización
mental" con el consumo de información perfeccionada con el advenimiento
masivo de Internet y de las comunicaciones globalizadas en la década del 90.
Manipular,
controlar, y convertir al individuo-masa en potencia social direccionado con
fines de control y dominio político-social es el objetivo estratégico clave de
la Guerra Psicológica desarrollada en los medios masivos de comunicación.
La represión
ya no se ejercita en forma de acción militar (suprimir y/o neutralizar al
enemigo en forma física) sino por vía de la acción psicológica (captación de la
voluntad y manipulación de conducta colectiva).
A diferencia
de los ejércitos militares, el ejército mediático no hiere ni mata para
reprimir, sino que aísla y demoniza socialmente a los grupos que utilizan
metodologías de lucha social que perjudican la "estabilidad" (o sea,
la rentabilidad) del sistema capitalista.
Los
objetivos del control social ya no se sitúan en un plano visible y con
presencia de brutalidad militar, sino en un plano invisible y sin presencia de
aparatos armados: La represión militar (orientada a preservar la "gobernabilidad"
del sistema) fue sustituida por la represión psicológica mediática (que orienta
conducta social masiva en la defensa de la "gobernabilidad" del
sistema).
El dominio
por medio de la represión militar -utilizado por las antiguas dictaduras digitadas
por Washington- fue sustituido por las campañas masivas de acción psicológica
mediática orientadas a que la sociedad legitime ese dominio en las urnas.
"Miro
la televisión y luego existo": El axioma elemental del humano convertido
en un microchip programado por las trasnacionales capitalistas de la
información.
Cuando el
sistema capitalista trasnacional, por medio del mensaje televisivo consumista,
niveló un "modelo único de pensamiento" a escala global, sentó las
bases psicosociales para el control político-ideológico por medio de la
información periodística manipulada por operaciones psicológicas .
El
individuo-masa, o Alienado Programado (AP) fabricado por la TV, se desarrolla
en la primera fase de las operaciones psicológicas-mediáticas-publicitarias
imperiales orientadas a imponer la sociedad de consumo capitalista en las áreas
dependientes del Tercer Mundo, a fines de la década del 50, y experimenta su
máximo nivel de desarrollo con el advenimiento de la era de las comunicaciones
informáticas globalizadas a fines de los 90.
El Alienado
Programado (AP) es el prototipo de "hombre universal" modelado por
las políticas niveladoras consumistas impuestas por las trasnacionales
capitalistas a escala planetaria.
El AP de la
era informática rompe definitivamente con la matriz cultural del viejo
"Estado nacional" y se proyecta como un microchip nivelado del nuevo
"Estado trasnacional" de las corporaciones capitalistas que han
divido el mundo en "gerencias de enclave".
El AP no
está programado para pensar (desarrollo reflexivo) sino para consumir productos
capitalistas por medio de consignas (eslóganes) y de imágenes sin ninguna
relación entre sí.
Sus emociones
y pensamientos (programados por el mensaje televisivo) duran y se terminan con
las imágenes en la pantalla: El AP es el hijo de la "patria
televisiva" nivelada mundialmente como primer "agente
socializador" en reemplazo de la familia, la escuela y las tradiciones
culturales de su lugar de nacimiento.
Mediante la
manipulación y direccionamiento de conducta por medios psicológicos el
individuo-masa se convierte en "soldado cooperante" de los planes de
dominio y control social establecidos por el capitalismo trasnacional y la
potencia imperialista regente.
Es a la vez,
víctima y victimario, de las operaciones psicológicas, ya que se convierte en
una célula trasmisora tanto de planes de consumismo capitalista como de planes
de control y represión social manipulados sin el uso de las armas.
C) La nueva
lógica represiva
Quien
observe atentamente el mapa político y social tanto de los países centrales
como de los periféricos, podrá comprobar que el uso de la represión policial y
militar de los (hoy reducidos y escasos) conflictos sociales y sindicales es
mínima y solo se la utiliza en casos extremos.
Y eso tiene
una explicación: Los gobiernos del mundo (técnica y funcionalmente, gerencias
de enclave de los bancos y corporaciones trasnacionales) no se mueven dentro de
un esquema militar (el viejo sistema de dominación) sino dentro de un esquema
político-democrático (el nuevo sistema de dominación).
Por lo
tanto, si caen en la tentación de reprimir policialmente, la corporación
mediática les arroja la sociedad en contra calificándolos de "represivos y
violentos".
Los
gobiernos que cometen el error de reprimir militarmente son inmediatamente
rechazados por la sociedad masivamente nivelada en la condena a " toda
forma de violencia", más allá de sus contenidos.
De la misma
manera que en la década del setenta, los medios de comunicación utilizaban la
figura del "subversivo" (como expresión de demonización social
justificatoria de la represión militar), hoy utilizan la figura del
"violento social" para aislar, deslegitimar y condenar socialmente las
luchas sindicales y sociales que atentan contra la "estabilidad
económica", la "gobernabilidad" y la "paz social" del
sistema.
De esta
manera, y a la luz del crecimiento desmesurado a nivel global de los activos
empresariales y de las fortunas personales (con su contracara de pobreza y
exclusión social masiva) se verifica aquel axioma que expresa que "la paz
es el negocio del dominador".
Y prueba la
efectividad de las técnicas mediáticas para controlar las protestas sociales y
sindicales con la lógica represiva de la "antiviolencia" predominando
sobre las razones de los reclamos.
No importa
que el que corte ruta sea un hambriento o un desocupado (en el mundo hay 1000
millones de hambrientos y más de 2000 personas que viven por debajo de las
necesidades básicas), la opinión pública está masivamente
"adoctrinada" (por los medios de comunicación y sus conductores) para
rechazar (sin ningún análisis de las causas) las huelgas y los cortes de ruta
que generan "violencia social".
La nueva
estrategia represiva tiene su matriz funcional en la nivelación masiva de una
conciencia y opinión "antiviolencia" que se superpone a cualquier
lógica de legitimidad o de justicia social expresada por los grupos que cortan
calles, rutas o hacen huelgas para reclamar por sus derechos o por una mayor
distribución de la riqueza.
Así como
durante las dictaduras militares se demonizaba al "subversivo" para
descalificar su proyecto de cambio del sistema capitalista por otro más justo,
a los que ahora hacen huelga y cortan rutas se los demoniza como "violentos"
para deslegitimar las luchas sociales por un mejor reparto de la riqueza.
En términos
concretos (y disfrazados de servidores públicos de la comunicación social), los
consorcios mediáticos que realizan el control político y social (en sustitución
de los militares) son auxiliares complementarios de la "Justicia"
(del sistema) en la tarea represiva, y el sujeto a reprimir ya no es el
"subversivo comunista" sino el "violento social".
Se trata de
una represión sin fusiles, donde la acción militar es sustituida por la
manipulación mediática en alta escala orientada al direccionamiento pasivo de
la conducta social hacia los objetivos de preservación del sistema capitalista.
En este
escenario, las fuerzas policiales y militares tienen como función principal:
disuadir antes que reprimir, para preservar a su vez, los acontecimientos que
pudieran desbordar y alterar la "paz social" del sistema.
Es así que
el gobierno que decide utilizar la fuerza policial o militar, también pierde
inmediatamente legitimidad política y apoyo social, tarea de la que se encargan
los propios medios de comunicación, cuya misión es preservar el "sistema
democrático" (de dominación capitalista) en los parámetros establecidos de
la "estabilidad económica, la "gobernabilidad política" y la
"paz social".
D) El
control en la crisis
Hoy, la
ecuación que resume la supervivencia del sistema capitalista (estabilidad
económica, gobernabilidad política y "paz social") se encuentra
claramente amenazada por una "crisis global" resumida en tres
escenarios:
crisis
financiera recesiva mundial
quiebre de
empresas
despidos
laborales cada vez más masivos
El
resultante de ese proceso, por lógica interacción, amenaza con romper la
"estabilidad económica", la "gobernabilidad política" y la
"paz social" mediante procesos de protestas y conflictos encadenados
que comienzan a extenderse desde los países centrales a las áreas emergentes y
subdesarrolladas del mundo capitalista "globalizado".
El quiebre
de la "paz social", que podría llegar a desarrollarse a escala
planetaria (con el consecuente quiebre de la "estabilidad económica"
y la "gobernabilidad política") coloca al sistema capitalista ante la
alternativa de reprimir los conflictos y las protestas sociales que comienzan a
extenderse desde Europa a todo el planeta.
Pero el
sistema se enfrenta a una disyuntiva: El actual esquema de dominación y
explotación capitalista mundial, ya no se rige por la doctrina militar
setentista de la "seguridad nacional" sino por la doctrina del
"sistema democrático", y por lo tanto los actores de la represión
como los "alteradores del orden" cambiaron de identidad.
Hoy el conjunto
de la sociedad (a causa de la crisis recesiva global y sus emergentes
sociales), ya no está amenazada por el peligro de la "violencia
subversiva" sino por el peligro de la "violencia social"
expresado en las huelgas y protestas masivas que ya se verifican en las
metrópolis de Europa, principalmente en los países más pobres del Este.
Consecuentemente,
los que hoy amenazan con quebrar el orden y la "paz social" (con
huelgas y reclamos sociales) ya no son los "subversivos" (contra
quienes se dirigían los golpes y la represión militar), ni tampoco los
"terroristas" de la era Bush (que sirvieron para legitimar las nuevas
invasiones militares) sino los "violentos" que cortan rutas, calles,
y peden llegar a alterar el proceso de la "gobernabilidad" a escala global.
La amenaza
de desocupación masiva es el núcleo esencial, el detonante central de los
conflictos sociales y sindicales que comienzan a extenderse por vía de los
bancos y empresas transnacionales que hoy ya están despidiendo masa laboral
tanto en EE.UU., Europa como en los países emergentes y subdesarrollados de
Asia, África y América Latina.
Este proceso
a su vez, y a medida que avancen los conflictos sociales y sindicales
producidos por la crisis, va a impulsar una profunda reestructuración en la estrategia
y en los métodos del control político y social "sin represión" que
los medios de comunicación venían implementando de la mano de la democracia
imperial.
Los
ejércitos y los aparatos de seguridad, que fueron relegados a un segundo plano
por la estrategia de dominio con el "poder blando", van a adquirir un
nuevo rol represivo para contener a las protestas violentas causadas por los
despidos, las bajas de salarios y la imposibilidad de acceder al consumo
elemental para la supervivencia por parte de las mayorías que van a ser
desplazadas del mercado laboral y del consumo.
¿Pero cual
va a ser el papel de los medios represores durante la crisis social que se
avecina?
En primer
lugar, los medios internacionales y locales ya se orientan a presentar la crisis
encuadrada en la figura del "peligro de caos económico y social" que
amenaza a la sociedad mundial en su conjunto.
Así como en
las anteriores etapas de dominio asustaron con el "subversivo
comunista" y el "terrorista" como potenciales causales de ruptura
de la estabilidad económica, de la gobernabilidad y la paz social, en el
presente se orientan a presentar a los conflictos sindicales y sociales
(emergentes de la crisis) como causales de un proceso de "subversión
social" que puede llevar al "caos y a la ingobernabilidad" del
planeta.
En segundo
lugar, la experiencia manipuladora-represiva de la corporación mediática va a
utilizar la figura del "subversivo social" (como detonador del
rechazo colectivo) para neutralizar, aislar y/o desactivar los conflictos y
movilizaciones sociales que empiezan a proyectarse como emergente de la crisis
financiera recesiva a escala global.
De la misma
manera, los ensayos que ya se están haciendo con el temor a la "subversión
social" sirve para configurar una nueva psicología masiva funcional a la
represión policial que los consorcios mediáticos van a instalar cuando estallen
los conflictos sociales y sindicales previstos para cuando el escenario de la
crisis recesiva mundial impacte como "crisis" social a nivel mundial.
Con la
teoría y prédica de los "extremos violentos" encuadrados en la figura
de "subversión social" (y dentro de un esquema de democracia
blindada), la corporación mediática prepara el advenimiento y la legitimación
de un proceso de represión policial de los levantamientos sociales y sindicales
derivados de los despidos y rebajas salariales.
De nuevo van
a utilizar la lógica del "subversivo" (esta vez encarnada en las
víctimas sociales de los despidos y de la crisis alimentaria) para dividir las
protestas y generar nuevas alternativas de dominio en "paz y
democracia" combinando la represión militar con gobiernos
constitucionales.
A) Los
dueños de las "noticias"
La función
esencial de la empresa mediática (los medios de comunicación) se define
esencialmente por la manipulación informativa orientada hacia el control de la
"opinión pública", pero sus objetivos no son sociales ni
desinteresados como describe la mitología de la "objetividad
periodística".
Las famosas
banderas "éticas" del periodismo: imparcialidad, objetividad,
libertad de expresión, no son nada más que mitos encubridores del
multimillonario negocio mediático que moviliza a diario el mercado de la
información a escala global.
El proceso
de fabricación y distribución de la información, no está motivado por la
necesidad de "informar" sino por la necesidad capitalista de vender
noticias (el producto).
Para ello
los medios (al igual que cualquier empresa capitalista) generan necesidades
masivas de consumo en la sociedad (el mercado), y trazan estrategias
informativas destinadas a favorecer su crecimiento empresarial y posicionarse
para competir con éxito en el mercado (la búsqueda de ganancia).
En primer
lugar, la información es una mercancía destinada a producir rentabilidad
económica como cualquier otro producto comercial en oferta en el mercado
capitalista.
En términos
funcionales (y más allá de la leyenda que se fabrican a su alrededor) las
empresas periodísticas no están guiadas por fines sociales sino por la búsqueda
del lucro económico.
En segundo
lugar, y por el carácter estratégico de la función comunicacional que
desarrollan (desde el punto de vista de la preservación de la
"gobernabilidad" del sistema) los medios son herramientas claves para
el control (y/o manipulación) de los procesos económicos, políticos y sociales.
Los medios
de comunicación (al contrario de lo que pregonan sus mitificadores) no
practican la "objetividad informativa" ni la independencia editorial
por dos razones prácticas principales:
Son empresas
que no funcionan con objetivos sociales sino con objetivos comerciales sujetos
a ley de la búsqueda de rentabilidad capitalista.
Su
dependencia estructural al sistema de poder económico que controla todos los
resortes de la producción, las finanzas y el comercio internacional, por encima
de los países y a escala planetaria.
El accionar
de los grandes conglomerados mediáticos (tanto a nivel local como
internacional) no está orientado -como se quiere hacer creer- a servir al
interés de la sociedad sino a servir al interés de los grupos económicos y
políticos dominantes que constituyen su mayor fuente de financiación y
rentabilidad comercial.
El poder
(tanto en los países centrales como periféricos del sistema capitalista
"globalizado") sólo invierte dinero en los medios a cambio de una
contraprestación de servicios.
En el
negocio de la información, como en cualquier emprendimiento comercial, los
medios sólo trabajan para quien paga (o puede pagar) por sus servicios
"informativos".
Así como las
grandes corporaciones económicas fijan las reglas del mercado y forman los
precios, las grandes corporaciones mediáticas fijan las reglas y determinan a
diario (a través de la cartelización monopólica) lo que "es noticia"
y lo que "no es noticia" en el mercado de la información a nivel
local e internacional.
La
"valorización" de las noticias difundidas a escala masiva no está
determinada por la búsqueda del conocimiento o de la compresión de los procesos
económicos, políticos y sociales, sino por la búsqueda de ganancias o por la
defensa de intereses puntuales del sistema (corporativo) del cual extraen el
fuerte de su rentabilidad comercial.
Además de
las ventas al público y de las suscripciones, el grueso de la rentabilidad
comercial del gigantesco y multimillonario negocio de los monopolios
periodísticos, se nutre principalmente de dos fuentes de financiación:
Los grandes
grupos económicos concentradores de la economía y del comercio exterior.
El Gobierno
y los grupos políticos del Estado capitalista (tanto centrales como
periféricos).
La gran
tajada de rentabilidad de los conglomerados mediáticos es aportada por los
grandes consorcios bancarios, industriales o de servicios, que conforman la
porción mayoritaria de la "torta" publicitaria pautada comercialmente
en los monopolios de la información.
La relación
comercial que las empresas mediáticas mantienen con gobiernos y organizaciones
políticas (tanto en los países centrales como periféricos del sistema) se
establece en dos niveles funcionales:
La publicidad
institucional (oficial) que los gobiernos pautan en los medios de la
corporación mediática a los fines de publicitar su gestión y generar consenso
electoral entre los diferentes grupos sociales.
Las pautas
publicitarias o las diferentes vías de negociaciones en negro que los
operadores comerciales de los consorcios mediáticos (hegemonizadores y
formadores de las "noticias diarias") establecen con los políticos y
partidos con el objetivo de instrumentar operaciones de prensa en contra de sus
competidores, o en contra del propio gobierno, durante las campañas
electorales.
Esta
relación de "supervivencia mutua" con el establishment de poder
(agregada a su función manipuladora y orientadora de conducta social masiva)
convierte a los grandes conglomerados mediáticos en una herramienta estratégica
clave para el control y orientación de los procesos económicos, políticos y
sociales que los tienen como protagonistas claves.
B) El nuevo
ejército represivo
Su altísimo
potencial orientador y generador (a través de la manipulación informativa) de
conducta social a escala masiva convirtió a la corporación mediática en un
instrumento irreemplazable para el dominio del sistema capitalista tanto en los
países centrales como periféricos.
La condición
esencial para el funcionamiento del Estado capitalista (tanto en América Latina
como en el resto del mundo) se resume en tres factores: Estabilidad económica,
gobernabilidad política y "paz social".
La
"estabilidad económica" garantiza el funcionamiento ordenado de la
explotación (y los negocios) capitalistas, y la "paz" es el sostén de
la "gobernabilidad" del sistema a escala global. Cuando (a causa de
algún conflicto de orden social, político o económico) se altera alguno de
estos tres parámetros, el sistema activa inmediatamente mecanismos de
supervivencia para recuperar el control político y social.
Esas tres
condiciones son básicas para que el "sistema" (la estructura
funcional) de los negocios y la rentabilidad capitalista funcionen sin
interferencia y no se alteren las líneas matrices de la propiedad privada y
concentración de riqueza en pocas manos.
Cuando por
alguna razón se altera alguno de estos tres factores, el sistema entra en
crisis, y debe generar inmediatamente alternativas para preservar su
supervivencia.
Por ejemplo
en Latinoamérica, durante la Guerra Fría por aéreas de influencia con la URSS,
cuando la "subversión comunista" (la guerrilla revolucionaria)
amenazaba con la ruptura de la "estabilidad económica", la "paz
social" y la "gobernabilidad", las corporaciones trasnacionales
y el Departamento de Estado activaban un golpe militar con represión para
restablecer el "orden".
Luego de la
sustitución del dominio "duro" (militar) por el dominio blando
(democrático) tras la caída de la URSS, el fin de la Guerra Fría y la
desaparición de la lucha armada revolucionaria, los métodos del control
político y social para preservar la "gobernabilidad" del sistema ya
no son militares sino psicológicos.
El desarrollo
tecnológico e informático de la era de las comunicaciones, la globalización del
mensaje y las capacidades para influir en la opinión pública, convirtieron a
las operaciones de acción psicológica mediática en un arma estratégica de
importancia clave para el control político y social.
La etapa de
la "colonización de las sociedades" con el consumo de productos,
comenzada en la década del 60, posibilitó la era de la "colonización
mental" con el consumo de información perfeccionada con el advenimiento
masivo de Internet y de las comunicaciones globalizadas en la década del 90.
Manipular,
controlar, y convertir al individuo-masa en potencia social direccionado con
fines de control y dominio político-social es el objetivo estratégico clave de
la Guerra Psicológica desarrollada en los medios masivos de comunicación.
La represión
ya no se ejercita en forma de acción militar (suprimir y/o neutralizar al
enemigo en forma física) sino por vía de la acción psicológica (captación de la
voluntad y manipulación de conducta colectiva).
A diferencia
de los ejércitos militares, el ejército mediático no hiere ni mata para
reprimir, sino que aísla y demoniza socialmente a los grupos que utilizan
metodologías de lucha social que perjudican la "estabilidad" (o sea,
la rentabilidad) del sistema capitalista.
Los
objetivos del control social ya no se sitúan en un plano visible y con
presencia de brutalidad militar, sino en un plano invisible y sin presencia de
aparatos armados: La represión militar (orientada a preservar la "gobernabilidad"
del sistema) fue sustituida por la represión psicológica mediática (que orienta
conducta social masiva en la defensa de la "gobernabilidad" del
sistema).
El dominio
por medio de la represión militar -utilizado por las antiguas dictaduras digitadas
por Washington- fue sustituido por las campañas masivas de acción psicológica
mediática orientadas a que la sociedad legitime ese dominio en las urnas.
"Miro
la televisión y luego existo": El axioma elemental del humano convertido
en un microchip programado por las trasnacionales capitalistas de la
información.
Cuando el
sistema capitalista trasnacional, por medio del mensaje televisivo consumista,
niveló un "modelo único de pensamiento" a escala global, sentó las
bases psicosociales para el control político-ideológico por medio de la
información periodística manipulada por operaciones psicológicas .
El
individuo-masa, o Alienado Programado (AP) fabricado por la TV, se desarrolla
en la primera fase de las operaciones psicológicas-mediáticas-publicitarias
imperiales orientadas a imponer la sociedad de consumo capitalista en las áreas
dependientes del Tercer Mundo, a fines de la década del 50, y experimenta su
máximo nivel de desarrollo con el advenimiento de la era de las comunicaciones
informáticas globalizadas a fines de los 90.
El Alienado
Programado (AP) es el prototipo de "hombre universal" modelado por
las políticas niveladoras consumistas impuestas por las trasnacionales
capitalistas a escala planetaria.
El AP de la
era informática rompe definitivamente con la matriz cultural del viejo
"Estado nacional" y se proyecta como un microchip nivelado del nuevo
"Estado trasnacional" de las corporaciones capitalistas que han
divido el mundo en "gerencias de enclave".
El AP no
está programado para pensar (desarrollo reflexivo) sino para consumir productos
capitalistas por medio de consignas (eslóganes) y de imágenes sin ninguna
relación entre sí.
Sus emociones
y pensamientos (programados por el mensaje televisivo) duran y se terminan con
las imágenes en la pantalla: El AP es el hijo de la "patria
televisiva" nivelada mundialmente como primer "agente
socializador" en reemplazo de la familia, la escuela y las tradiciones
culturales de su lugar de nacimiento.
Mediante la
manipulación y direccionamiento de conducta por medios psicológicos el
individuo-masa se convierte en "soldado cooperante" de los planes de
dominio y control social establecidos por el capitalismo trasnacional y la
potencia imperialista regente.
Es a la vez,
víctima y victimario, de las operaciones psicológicas, ya que se convierte en
una célula trasmisora tanto de planes de consumismo capitalista como de planes
de control y represión social manipulados sin el uso de las armas.
C) La nueva
lógica represiva
Quien
observe atentamente el mapa político y social tanto de los países centrales
como de los periféricos, podrá comprobar que el uso de la represión policial y
militar de los (hoy reducidos y escasos) conflictos sociales y sindicales es
mínima y solo se la utiliza en casos extremos.
Y eso tiene
una explicación: Los gobiernos del mundo (técnica y funcionalmente, gerencias
de enclave de los bancos y corporaciones trasnacionales) no se mueven dentro de
un esquema militar (el viejo sistema de dominación) sino dentro de un esquema
político-democrático (el nuevo sistema de dominación).
Por lo
tanto, si caen en la tentación de reprimir policialmente, la corporación
mediática les arroja la sociedad en contra calificándolos de "represivos y
violentos".
Los
gobiernos que cometen el error de reprimir militarmente son inmediatamente
rechazados por la sociedad masivamente nivelada en la condena a " toda
forma de violencia", más allá de sus contenidos.
De la misma
manera que en la década del setenta, los medios de comunicación utilizaban la
figura del "subversivo" (como expresión de demonización social
justificatoria de la represión militar), hoy utilizan la figura del
"violento social" para aislar, deslegitimar y condenar socialmente las
luchas sindicales y sociales que atentan contra la "estabilidad
económica", la "gobernabilidad" y la "paz social" del
sistema.
De esta
manera, y a la luz del crecimiento desmesurado a nivel global de los activos
empresariales y de las fortunas personales (con su contracara de pobreza y
exclusión social masiva) se verifica aquel axioma que expresa que "la paz
es el negocio del dominador".
Y prueba la
efectividad de las técnicas mediáticas para controlar las protestas sociales y
sindicales con la lógica represiva de la "antiviolencia" predominando
sobre las razones de los reclamos.
No importa
que el que corte ruta sea un hambriento o un desocupado (en el mundo hay 1000
millones de hambrientos y más de 2000 personas que viven por debajo de las
necesidades básicas), la opinión pública está masivamente
"adoctrinada" (por los medios de comunicación y sus conductores) para
rechazar (sin ningún análisis de las causas) las huelgas y los cortes de ruta
que generan "violencia social".
La nueva
estrategia represiva tiene su matriz funcional en la nivelación masiva de una
conciencia y opinión "antiviolencia" que se superpone a cualquier
lógica de legitimidad o de justicia social expresada por los grupos que cortan
calles, rutas o hacen huelgas para reclamar por sus derechos o por una mayor
distribución de la riqueza.
Así como
durante las dictaduras militares se demonizaba al "subversivo" para
descalificar su proyecto de cambio del sistema capitalista por otro más justo,
a los que ahora hacen huelga y cortan rutas se los demoniza como "violentos"
para deslegitimar las luchas sociales por un mejor reparto de la riqueza.
En términos
concretos (y disfrazados de servidores públicos de la comunicación social), los
consorcios mediáticos que realizan el control político y social (en sustitución
de los militares) son auxiliares complementarios de la "Justicia"
(del sistema) en la tarea represiva, y el sujeto a reprimir ya no es el
"subversivo comunista" sino el "violento social".
Se trata de
una represión sin fusiles, donde la acción militar es sustituida por la
manipulación mediática en alta escala orientada al direccionamiento pasivo de
la conducta social hacia los objetivos de preservación del sistema capitalista.
En este
escenario, las fuerzas policiales y militares tienen como función principal:
disuadir antes que reprimir, para preservar a su vez, los acontecimientos que
pudieran desbordar y alterar la "paz social" del sistema.
Es así que
el gobierno que decide utilizar la fuerza policial o militar, también pierde
inmediatamente legitimidad política y apoyo social, tarea de la que se encargan
los propios medios de comunicación, cuya misión es preservar el "sistema
democrático" (de dominación capitalista) en los parámetros establecidos de
la "estabilidad económica, la "gobernabilidad política" y la
"paz social".
D) El
control en la crisis
Hoy, la
ecuación que resume la supervivencia del sistema capitalista (estabilidad
económica, gobernabilidad política y "paz social") se encuentra
claramente amenazada por una "crisis global" resumida en tres
escenarios:
crisis
financiera recesiva mundial
quiebre de
empresas
despidos
laborales cada vez más masivos
El
resultante de ese proceso, por lógica interacción, amenaza con romper la
"estabilidad económica", la "gobernabilidad política" y la
"paz social" mediante procesos de protestas y conflictos encadenados
que comienzan a extenderse desde los países centrales a las áreas emergentes y
subdesarrolladas del mundo capitalista "globalizado".
El quiebre
de la "paz social", que podría llegar a desarrollarse a escala
planetaria (con el consecuente quiebre de la "estabilidad económica"
y la "gobernabilidad política") coloca al sistema capitalista ante la
alternativa de reprimir los conflictos y las protestas sociales que comienzan a
extenderse desde Europa a todo el planeta.
Pero el
sistema se enfrenta a una disyuntiva: El actual esquema de dominación y
explotación capitalista mundial, ya no se rige por la doctrina militar
setentista de la "seguridad nacional" sino por la doctrina del
"sistema democrático", y por lo tanto los actores de la represión
como los "alteradores del orden" cambiaron de identidad.
Hoy el conjunto
de la sociedad (a causa de la crisis recesiva global y sus emergentes
sociales), ya no está amenazada por el peligro de la "violencia
subversiva" sino por el peligro de la "violencia social"
expresado en las huelgas y protestas masivas que ya se verifican en las
metrópolis de Europa, principalmente en los países más pobres del Este.
Consecuentemente,
los que hoy amenazan con quebrar el orden y la "paz social" (con
huelgas y reclamos sociales) ya no son los "subversivos" (contra
quienes se dirigían los golpes y la represión militar), ni tampoco los
"terroristas" de la era Bush (que sirvieron para legitimar las nuevas
invasiones militares) sino los "violentos" que cortan rutas, calles,
y peden llegar a alterar el proceso de la "gobernabilidad" a escala global.
La amenaza
de desocupación masiva es el núcleo esencial, el detonante central de los
conflictos sociales y sindicales que comienzan a extenderse por vía de los
bancos y empresas transnacionales que hoy ya están despidiendo masa laboral
tanto en EE.UU., Europa como en los países emergentes y subdesarrollados de
Asia, África y América Latina.
Este proceso
a su vez, y a medida que avancen los conflictos sociales y sindicales
producidos por la crisis, va a impulsar una profunda reestructuración en la estrategia
y en los métodos del control político y social "sin represión" que
los medios de comunicación venían implementando de la mano de la democracia
imperial.
Los
ejércitos y los aparatos de seguridad, que fueron relegados a un segundo plano
por la estrategia de dominio con el "poder blando", van a adquirir un
nuevo rol represivo para contener a las protestas violentas causadas por los
despidos, las bajas de salarios y la imposibilidad de acceder al consumo
elemental para la supervivencia por parte de las mayorías que van a ser
desplazadas del mercado laboral y del consumo.
¿Pero cual
va a ser el papel de los medios represores durante la crisis social que se
avecina?
En primer
lugar, los medios internacionales y locales ya se orientan a presentar la crisis
encuadrada en la figura del "peligro de caos económico y social" que
amenaza a la sociedad mundial en su conjunto.
Así como en
las anteriores etapas de dominio asustaron con el "subversivo
comunista" y el "terrorista" como potenciales causales de ruptura
de la estabilidad económica, de la gobernabilidad y la paz social, en el
presente se orientan a presentar a los conflictos sindicales y sociales
(emergentes de la crisis) como causales de un proceso de "subversión
social" que puede llevar al "caos y a la ingobernabilidad" del
planeta.
En segundo
lugar, la experiencia manipuladora-represiva de la corporación mediática va a
utilizar la figura del "subversivo social" (como detonador del
rechazo colectivo) para neutralizar, aislar y/o desactivar los conflictos y
movilizaciones sociales que empiezan a proyectarse como emergente de la crisis
financiera recesiva a escala global.
De la misma
manera, los ensayos que ya se están haciendo con el temor a la "subversión
social" sirve para configurar una nueva psicología masiva funcional a la
represión policial que los consorcios mediáticos van a instalar cuando estallen
los conflictos sociales y sindicales previstos para cuando el escenario de la
crisis recesiva mundial impacte como "crisis" social a nivel mundial.
Con la
teoría y prédica de los "extremos violentos" encuadrados en la figura
de "subversión social" (y dentro de un esquema de democracia
blindada), la corporación mediática prepara el advenimiento y la legitimación
de un proceso de represión policial de los levantamientos sociales y sindicales
derivados de los despidos y rebajas salariales.
De nuevo van
a utilizar la lógica del "subversivo" (esta vez encarnada en las
víctimas sociales de los despidos y de la crisis alimentaria) para dividir las
protestas y generar nuevas alternativas de dominio en "paz y
democracia" combinando la represión militar con gobiernos
constitucionales.
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